Hoy se siente más española que peruana. Cuando se le pregunta al respecto se ríe y entiende que a la gente le pueda sorprender, pero Graciela asegura que después de 11 años, y teniendo ya la nacionalidad española, ella pertenece más a Cáceres que a Lima, ciudad desde la que llegó en octubre de 2005. Su llegada fue muy dura. Cuenta que estuvo un año preparando todos los trámites que le requerían para venir hasta España. "Allí teníamos que dormir en la calle haciendo cola para que nos atendieran", recuerda. Y es que los trámites burocráticos han sido una de las peores trabas a la hora de dejar su país y eso que ella vino a Cáceres con un contrato de trabajo. "En realidad yo no elegí venir aquí. Conocí a una mujer de Cáceres que fue a Perú de vacaciones. Allí entablamos amistad y como necesitaba a alguien para cuidar a su madre, yo acepté y me vine". Pero lo hizo sola, en Lima dejó a su esposo e hija: "Lo más duro, dejar atrás a tu familia".

Los primeros días en España fueron muy dolorosos. Aún se le saltan las lágrimas recordando los momentos más difíciles. Pero Graciela se recompone y con firmeza reafirma que "ha merecido la pena". Por las noches, recuerda, "miraba a las estrellas y pensaba que esas mismas estrellas veía mi familia. Al principio lloraba todas las noches". "Si hubiese podido, me habría vuelto en ese momento", apunta. Poco a poco, pasaron los primeros meses hasta que en 2007 volvió a su país de visita. "Cuando llegué dije que ya no me volvía, pero fue mi marido el que quería ir a España, él también quería buscar la oportunidad de crecer". Así, Graciela y su marido volvieron a embarcarse para residir nuevamente en Cáceres. Durante estos años, él ha tenido un negocio de restauración y ella ha estudiado para sacarse un título y cuidar a personas mayores, labor que ha estado haciendo los últimos años hasta que sufrió un accidente de tráfico por el que se encuentra de baja laboral. Hasta 2013, Graciela y su marido no pudieron traer a su hija. "Para traer a tu marido necesitas justificar que puedes mantenerlo económicamente y para traer a tu hijo necesitas aún más sueldo para asegurar su cuidado".

Desde entonces, su familia entera vive en Cáceres. Es más, también ha venido otra hija de su esposo, anterior al matrimonio, y los hijos de ésta. Una hermana de Graciela también se trasladó hace años a España. Pero, aún así, cada día recuerda al resto de familiares que dejó en su país. Sin embargo cree que tomó una decisión acertada. "Lo que más valoro de esta ciudad es la seguridad. Aquí no tengo que ir con esa tensión por la calle de si ocurrirá algo y, teniendo a mi hija pequeña de 9 años, esto es imprescindible".

El motivo que le hizo venir a España fue económico. Allí estuvo 14 años trabajando como diseñadora textil y aunque su sueño era llegar a Cáceres y seguir con esta profesión, "cuando llegas te das cuenta de que las cosas no son tan fáciles". Ella consiguió hacer de su experiencia cuidando a familiares una profesión, aunque sabe que son muchos los inmigrantes que al llevarse esta desilusión deciden volver. "Sé que son muchos los que viendo la situación de España ahora, están volviendo. Allí al menos tienen a sus familias y a veces les resulta más fácil mantenerse allí que aquí". Sin embargo, Graciela ya no se plantea volver. "Mi vida ya está en Cáceres".