"Un día pasé por una tienda que tenía dos máquinas como las que tengo aquí y pensé que sería buena idea montar un negocio, solo con máquinas, que ofreciera un servicio 24 horas". Y así lo hizo, el 14 de febrero, Carlos Vicente Amado, un joven cacereño de 23 años, inauguró Vending , una peculiar tienda en la que uno puede encontrar lo que menos se imagina.

"Se me ocurrió que en lugar de vender solo comida o bebida podía ofrecer otras muchas cosas, como preservativos, por ejemplo, incluso que las máquinas expendieran comida caliente, como bocadillos preparados. A quién no le apetece una hamburguesa calentita después de una larga noche de fiesta...", cuenta Carlos.

De hecho, la mayoría de su clientela son cacereños que salen los fines de semana "por eso decidí ponerla en La Madrila y de momento la verdad es que no me puedo quejar, llevo poco tiempo, pero la cosa me va bastante bien".

"Los primeros dos meses no descansaba, porque tenía muchos miedos en la cabeza, como no había ningún referente en el que fijarme, no sabía cómo podía funcionar esto, las dudas me inundaban", explica, "pero ahora --continúa-- espero poder montar otra tienda parecida en algún otro sitio, aunque está en el aire".

Carlos consiguió embarcarse en esta iniciativa pionera en la ciudad gracias a la concesión de las ayudas a jóvenes empresarios que proporciona la Junta de Extremadura "a quien estoy infinitamente agradecido porque si no no hubiera podido salir adelante".

Eso sí, se queja de que este verano no verá la playa "mis empleadas", como llama a las máquinas del establecimiento, "me necesitan en todo momento y no puedo dejarlas solas. Y el jefe --aludiendo al banco que le concedió el crédito-- no me da permiso", cuenta entre risas.