De denunciante a detenido en apenas unos minutos. Es la realidad de un cacereño de 32 años que el pasado lunes disparó la alarma en los juzgados cacereños, donde por unos instantes cundió el pánico.

Eran las once y media de la mañana. El protagonista de esta historia --inusual en unos juzgados-- se dirige al Juzgado de Guardia para presentar una denuncia contra su hermana, su tutora legal desde el día en que a él le declararon incapaz.

Asegura que su hermana se está quedando con su dinero y por ello ha decidido denunciarla, pero en un momento dado, ante la presencia de la mujer, "se desorienta, no sabe muy bien lo que está pasando, ya que además de padecer de nervios es algo sordo, e intenta agredir a su hermana", comenta su abogado, Miguel Castro Vega.

Alarmados, los funcionarios del Juzgado de Instrucción número 1, en el que se encuentra el denunciante denunciado , avisan a los vigilantes de seguridad. Dos de ellos acuden de forma inmediata e intentan tranquilizar al agresor, pero éste "se altera aún más" y se abalanza contra los dos vigilantes consiguiendo durante el forcejeo arrebatarle el revólver a uno de ellos.

Tras unos escasos minutos, interminables para todos los presentes, los dos vigilantes, "que demostraron una gran profesionalidad y buen hacer", comentan todos en los juzgados, logran reducir al agresor, que esposado es trasladado a los calabozos del Palacio de Justicia.

Pasó de denunciante a denunciado --acusado de un delito de agresión-- y ahora, en libertad provisional e internado en la unidad de psiquiatría del hospital Virgen de la Montaña, espera que el juez concluya la instrucción de su caso. "Su hermana lo único que pide es que se le interne en algún centro, pues requiere tratamiento".