En la calle Río Tíber acaban de pintar un gran mural sobre un edificio de cinco plantas con un mensaje: ‘El sol sale para todos cada día’. Los vecinos consideran que también deberían haber añadido algún nubarrón. «Cuando vives aquí no te parece tan cierto», señala Arístides García, portavoz de la Asociación Sociocultural Aldea Moret. Y es que los colectivos vecinales de la zona se muestran indignados con el cúmulo de incumplimientos que colecciona la barriada, promesas electorales que otra vez han caído en saco roto. El nuevo detonante ha sido el Bloque C, que ya no se derribará, pero las vías tampoco se soterrarán, el futuro centro cultural de Santa Lucía no despega, Proa se marcha y los enlaces de La Cañada-Santa Lucía-Poblado Minero brillan por su ausencia.

El Bloque C se construyó en 1987 y se clausuró en 2009 tras el fracaso de la política de realojos. Convertido en un gran supermercado de la droga y foco incluso de homicidios, fue vaciado y tapiado. Y así quedó, como un monumento a la marginalidad que los vecinos soportan a diario, como una mole ruinosa a pocos metros del colegio. En la campaña electoral de 2015, el PSOE se comprometió a derribarlo durante el primer mes de mandato. En la campaña de 2019, mantuvo el proyecto para construir en su lugar unas pistas deportivas. Una vez en el Gobierno local lo ha descartado por su coste (en torno a un millón de euros) y tampoco existen alternativas.

«No se debe engañar a un barrio con un tema tan preocupante, no se puede jugar con la desesperación de los vecinos que viven en un entorno degradado. ¿No habían calculado el coste?», plantea Javier Moreno, presidente de la Asociación de Vecinos Santa Lucía.

«El barrio sigue estancado en lo mismo, se aprovechan de que la gente no protesta», lamenta el presidente vecinal del poblado minero, Francisco Luis López-Naharro, que siempre fue partidario, no de derribar el Bloque C, sino de transformarlo en servicios que atrajeran a la ciudadanía hasta Aldea Moret. «Propusimos una residencia de mayores, que falta hará en esta ciudad con tendencia al envejecimiento, así como un centro de rehabilitación física y una especie de residencia para el descanso de los familiares de enfermos ingresados en el hospital, a bajo coste, como existe en otras ciudades», resume.

LUCHA DESDE 2004

Arístides García manifiesta el mismo desencanto: «Creamos la Asociación Sociocultural de Aldea Moret en el 2004 para plantear soluciones en una barriada donde se había agrupado a miles de vecinos en muy poco tiempo. Desde entonces propusimos el derribo del Bloque C y levantar en su lugar un parque o un centro geriátrico, en vista de que los servicios públicos se marchaban de esta zona», relata. «Durante años hemos escuchado anuncios de planes integrales para Aldea Moret, pero nada…», subraya.

Joaquín Jiménez, patriarca de la barriada, también pide una solución al Bloque C y opina que debería reabrir sus viviendas. «La situación está mal. Hay dos y tres familias juntas en los pisos y eso no debería permitirse mientras haya casas, porque todos somos hijos de Cáceres», afirma. Y aunque comprende las razones que llevaron a sellar el bloque, considera que hubiera sido preferible «que actuara la policía y acabara con esas actividades, en lugar de cerrar unas viviendas que podrían disfrutar ahora personas que se ganan la vida honradamente, pagando la cuota de acuerdo a sus ingresos, la luz y el agua», rubrica.

Lo que sí acomete el ayuntamiento estos días es una limpieza extraordinaria en las zonas más conflictivas del barrio, retirando escombros y basura acumulada, con un total de 10 operarios y 4 vehículos ligeros y de alta presión. También se trabaja en el desatasco de la red de saneamiento y vaciado del garaje del Bloque B.

LA CICATRIZ DEL TREN

Las vías son otro caballo de batalla. Barriadas como Santa Lucía o La Esperanza ven pasar el tren a pocos metros de las casas, sin el cerramiento obligatorio exigido en los cascos urbanos. Los colectivos vecinales de Aldea Moret llevan años reclamando una solución urgente ante el desacuerdo que han mantenido Renfe y el ayuntamiento sobre la financiación. A finales de 2017, el PSOE registró en el Congreso una proposición no de ley para pedir el encajonamiento de las vías entre La Cañada y Aldea Moret, a fin de acabar con el aislamiento que suponen, y reforzar la seguridad. No sería un soterramiento, pero haría la vía permeable. Lo calificaron como «una solución técnica y factible».

Pero finalmente Adif está instalando una valla a lo largo del trazado ferroviario, dentro de las obras que realiza para renovar el acceso a la estación de Cáceres. «De momento vemos una simple alambrada, nada más, el barrio seguirá estando apartado de la ciudad», recrimina Francisco Luis López-Naharro. Los vecinos se preguntan qué ha sido de aquella «integración blanda» del ferrocarril para conectar Aldea Moret, La Cañada y El Junquillo, que los actuales gobernantes consideraban factible en 2018. «Ahora seguiremos apartados por la vía», denuncia Javier Moreno desde Santa Lucía.

«También nos prometieron un vial de cuatro carriles para conectar el barrio con el Embarcadero salvando el tren. Al final se hicieron dos carriles tan estrechos que el autobús pasa muy justo», recuerda Arístides García. «Hemos realizado informe tras informe, y ya estamos un poco cansados de que no se escuche al barrio. Entendemos que nos toman el pelo», sospecha.

TAMPOCO EL PASO ELEVADO

Otro fiasco ha sido la unión de La Cañada con Aldea Moret, o viceversa, a través de un paso de tráfico elevado sobre la vía. Apenas les separan unos metros pero en coche supone un rodeo considerable. Además, las dos barriadas tendrían un acceso alternativo que llevan años reclamando para no verse tan limitadas. «Desde la Asociación Sociocultural de Aldea Moret también presentamos hace más de una década otro informe para la construcción de un paso elevado o soterrado respecto a la vía, con salida desde Aldea Moret hacia el ferial y al contrario. Llegó a planificarse y se descartó», repasa Arístides García.

Efectivamente, en junio de 2018 Adif se comprometió a construir un vial de tráfico elevado para unir Aldea Moret y La Cañada con la rotonda del ferial, y salvar así las vías del tren que parten ambas barriadas. Pero en diciembre de ese año, tras el cambio de Gobierno por la moción de censura, el Ministerio de Fomento se echó atrás y ese proyecto se descartó. Un mes después, todos los partidos con representación municipal unieron sus voces en el pleno para pedir dicha obra, aunque nada se ha movido al respecto. «El Poblado Minero, La Cañada y Aldea Moret siguen aislados del resto de la ciudad, y no hay visos de que cambie. ¿Ya no es viable?», inquiere el presidente vecinal de Santa Lucía.

«En verdad el barrio está un poco abandonado. No se mira por él, y eso que aquí vivimos muchos vecinos», indica el patriarca Joaquín Jiménez. «Se nota en los servicios públicos, que no son iguales que en otras zonas de Cáceres. Por ejemplo el campo de fútbol ya no tiene ni alumbrado, y pasan los mayores y las criaturas sin ver nada. Nos da miedo que ocurra algo», argumenta.

El Colegio de Educación Especial Proa ha supuesto otra gran decepción. El pasado verano se presentaba definitivamente el proyecto del nuevo centro, que dejará la barriada para ocupar una parcela en Casa Plata. Han sido 15 años de lucha de los colectivos de Aldea Moret para defender su permanencia. Al final no ha podido ser. «No entendemos esa decisión, el actual espacio es un paraíso que se construyó en los años 50 para albergar los chalets de los altos cargos de la mina», detalla el presidente del Poblado Minero, que pidió protección especial para este enclave y para el antiguo puente del tren junto a San Eugenio.

También la Asociación Sociocultural Aldea Moret recogió firmas a favor del mantenimiento de Proa en el barrio. «Los hemos pedido por escrito reiteradamente. Allí hay más de 700 especies vegetales, una biodiversidad tremenda», destaca Arístides García. De hecho, el presidente del poblado minero propone, una vez que se ha perdido la batalla por el colegio, que se habilite como residencia de ancianos con un jardín botánico abierto a todos. «En cualquier caso, lo que reclamamos es que el nuevo contenido se decida antes de que se cierre el centro, para evitar que se generen situaciones conflictivas».

¿EL FUTURO DE PROA?

Esta propuesta de López-Naharro es la misma del presidente de Santa Lucía: «El ayuntamiento debe ponerse en contacto lo antes posible con el propietario del recinto, Liberbank, con el fin de llevar a cabo un proyecto enriquecedor para la ciudad y para el barrio, pero nunca para construir más viviendas», matiza Javier Moreno.

Arístides García también considera que a Proa «hay que darle un nuevo contenido cuanto antes», aunque teme que Liberbank «lo destine a viviendas, que luego quedarán tan dispersas como las de Río Tinto. Hay que prestar más atención a esa zona», apunta.

FIASCO CULTURAL

Otro proyecto pendiente es el centro social y cultural previsto en el barrio de Santa Lucía. Durante la campaña electoral de 2019, el actual equipo de Gobierno se comprometió a hacerlo realidad en la manzana del antiguo ayuntamiento, que alberga varios edificios en mal estado. El barrio daba por seguro este proyecto porque el PP también lo contemplaba, incluso llegó a estudiar un anteproyecto con los vecinos antes de dejar el Gobierno local. «Era muy interesante porque incluía distintos espacios que se abrirían a actividades para toda la ciudad, pero no se ha vuelto a saber nada», comenta Javier Moreno

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Visto lo visto, los vecinos tampoco confían en el proyecto anunciado para dar vida al antiguo Centro de Exámenes de la DGT, que se ha trasladado de Aldea Moret a Mejostilla. El ayuntamiento propuso abrir allí la oficina de la Policía Local que viene demandando el barrio, pero lo vecinos prefirieron que ésta se ubique en su antiguo emplazamiento de la calle Río Tíber, más céntrico. El equipo de Gobierno propuso entonces convertir la vieja DGT en sede de la flamante Agrupación de Protección Civil de Cáceres, aunque habrá que esperar al nuevo presupuesto municipal. «Tememos que con tantas obras pendientes en la ciudad, las inversiones tampoco lleguen», cuestiona Arístides García.

El que ya está en marcha es el proyecto de reforma de la oficina policial, que debe estar lista antes de fin de año para abrir a principios de 2021. «Pero esperamos que no sea una oficina propiamente dicha con personal administrativo. Necesitamos tener agentes en la calle y que abra las 24 horas», subraya Javier Moreno. «Llevamos años reclamándola para ganar seguridad con agentes patrullando el barrio», agrega Arístides. «Tenemos un grave problema con la casa de apuestas. Al ser un barrio más alejado, viene gente de otros puntos de la ciudad y se producen situaciones conflictivas», advierte.

Los representantes de Aldea Moret aseguran estar cansados de planes integrales y mesas de trabajo que al final no resuelven nada. «Eso sí, en otras zonas surgen fondos para ir solucionando problemas», denuncia Javier Moreno. «Aquí vienen a pintar murales», ironiza Arístides García, que además advierte de la situación que se avecina en el barrio con el nivel de paro alcanzado a raíz de la pandemia.