Estás segura que llegan por aquí? Pero, ¿vienen ya o no?" Conforme se acercaba el momento, la impaciencia de los ciudadanos que esperaban ayer la visita de los Príncipes de Asturias a Cáceres iba en aumento. El acerado de la ronda de San Francisco, frente a la puerta principal del complejo cultural, empezó a llenarse de curiosos una hora antes de la cita. Mientras tanto, la policía nacional hacía su trabajo requisando mochilas para comprobar su contenido, reteniendo a quienes se querían poner de pie en el asfalto y, en general, calmando los ánimos del personal. En este espacio de tiempo, en la zona se congregaron en torno a un centenar de personas.

"Siempre que vienen voy a verlos, ya sean los Príncipes o cualquier otro miembro de la Familia Real. La verdad es que estoy encantada de que vengan y también he traído a mis nietas para que los conozcan", explicó la cacereña Isabel Pérez. Por su parte, Virgilio Moreno destacó su confianza plena en don Felipe y doña Letizia y aseguró que no tiene "nada en contra, porque son unas personas que me agradan y a las que respeto".

Sin embargo, el buen humor de los presentes cambió de manera radical cuando a las 12.00 horas el coche de los Príncipes pasó de largo y, en vez de entrar por donde estaba previsto, se adentró directamente en el recinto. "Han engañado a la gente, porque estamos perdiendo el tiempo aquí y ni han tenido la decencia de pararse a saludarnos", se quejó Iván Muñoz. Y no fue el único en expresar su malestar: "Me parece innecesario un despliegue de medios tan grande para pasar sin bajarse del coche. No nos lo vamos a comer", señaló Pepi Bolaños.

A pesar de esto, muchos cacereños se quedaron en las inmediaciones para probar suerte y ver la salida. Tras más de dos horas de espera buscando una sombra en la que protegerse del sol, finalmente, tampoco hubo manera. Tal y como entraron los Príncipes se fueron. No obstante, en el recuerdo quedarán las imágenes de una mañana agitada, con papeleras quitadas por motivos de seguridad, personal sanitario fuera de servicio, hombres enchaquetados con 'pinganillo' y más de una veintena de agentes para ver cómo pasaba de largo el coche real.