Ya se adivina perfectamente cómo quedará la calle Alzapiernas cuando finalicen las obras, que lo harán en breve. La empresa responsable ha acelerado sobremanera los trabajos en los últimos días y ya son visibles los cuatro tramos de escalones en granito que salvarán la fuerte pendiente de esta vía hasta llegar a las escaleras mecánicas, situadas en lo alto de la calle. En total, 6,5 metros de desnivel con una pendiente media del 23%. A falta de rematar toda la obra, también hay que construir la rampa, que se situará al lado izquierdo (dirección subida).

El final de las actuaciones se mantiene para la próxima semana, y es cierto que los operarios van a buen ritmo. «En los últimos días podemos ver a cuatro trabajadores, incluso más. Por tanto han adelantado en dos semanas lo que no se ha hecho durante meses. Los negocios de la zona ya nos veníamos quejando reiteradamente de que era cuestión de reforzar el personal», explica Santiago Guerra desde la Tapería Los Ibéricos. De hecho, la obra se inició a finales de enero y, debido a sucesivos contratiempos, tuvo que pararse entre abril y junio para no perjudicar más a las empresas del entorno en pleno aluvión turístico de primavera. Retomado el proyecto, ha necesitado hasta septiembre para poder concluir.

«Realmente tenemos muchas ganas de que esto acabe. Ha sido un calvario. Agradecemos al ayuntamiento que se haya preocupado en esta recta final de que se cumplieran las fechas», subraya el hostelero.

Sin embargo, el resultado sigue sin convencer a los negocios de la zona tras meses de obras. Ayer comparaban los fotos del antes y el después. «Lo único que han hecho es poner la rampa a la izquierda y las escaleras a la derecha. Vamos, la calle está casi como estaba, pero ahora mucho más incómoda, porque al instalar las escaleras mecánicas hay que salvar la pendiente que queda con escalones más agrupados y seguidos, y descansos más pequeños», describe Antonio Mateos-Rebollo, titular de la ferretería que ocupa la esquina de Alzapiernas con Moret, resumiendo el sentir general.

TEMOR A LA LLUVIA

Los empresarios no ocultan sus ganas de que la reforma finalice «sea como sea». «Yo lo reconozco, estamos hartos, pero lo sentimos por las personas con discapacidad y por los mayores, que no podrán pasar por Alzapiernas», comentó el comerciante. Además, el nuevo pavimento quedará a ras de los escaparates de los comercios situados a ambos lados, incluida la ferretería. «Espero que las cosas se hagan bien porque en cuanto llueva se puede meter el agua en el interior», advierte.

Justo enfrente, haciendo esquina entre Alzapiernas y la plaza de la Concepción, la tienda de alimentación y vinoteca ‘Los Ibéricos de Extremadura’ se teme el mismo problema. Su escaparate quedará prácticamente al nivel de las nuevas escaleras, incluso le han recortado sus propios rótulos con una radial. «A mí nadie me ha dado explicaciones de nada, de verdad que es un contratiempo tras otro», afirma su titular, Inés Márquez, preocupada por los efectos de la lluvia cuando el agua baje por Alzapiernas.

De hecho, este mismo negocio tuvo que cerrar sus puertas hace unos días debido a la rotura de una alcantarilla a causa de las obras. Los olores y la presencia de ratas obligaron a clausurar la actividad hasta que el agujero quedó de nuevo tapado.

342.000 EUROS

El proyecto, ya en su recta final, ha supuesto un desembolso de 342.000 euros (fondos europeos del programa DUSI). Además de Alzapiernas, ha incluido la remodelación de Sánchez Varona y Zurbarán, dos vías alternativas para que las personas con discapacidad o movilidad reducida puedan bajar desde Parras-Galarza hasta la plaza Mayor. No obstante, estas soluciones han sido rechazadas por la Agrupación Vecinal y por colectivos de personas con discapacidad.