En la balanza de la política municipal Amores se ha convertido en el peso que la puede inclinar hacia un lado o hacia el otro, por eso la importancia de la determinación que tome sobre si continuará como concejal, una decisión que ayer aún no había definido, aunque admitió que lo que «me pide el cuerpo es irme». Es una impresión que viene lanzando desde hace unas semanas. En Vox, partido por el que se presentó en las elecciones locales y que abandonó en octubre, ya tienen elegida a la persona que le sustituiría en el caso de que dejase el acta, es la número cuatro que iba en la lista de las municipales, Ángela Talavero. Si se produce el relevo de Amores por Talavero, el equilibrio de fuerzas en la corporación local se rompería en contra del gobierno, que tiene en Amores una posición dialogante para llegar a acuerdos, algo que sería más complicado con la concejala de Vox.

Amores fue ayer el único de los representantes de la oposición que no cuestionó el pacto de legislatura entre PSOE y Podemos. «De las veinticinco medidas yo podría suscribir, sin mayores matices, dieciocho, y creo que cualquier cacereño que las lea con atención puede probablemente compartir un buen número», matizó el edil no adscrito. Entre las medidas que no respalda está que con carácter general se vaya a que la gestión de los servicios municipales vuelva a ser pública porque supondría un incremento en los costes de personal que el ayuntamiento no podría asumir.

Su planteamiento es que lo que sea «diálogo y conciliar posturas me parece positivo». En ese contexto no se opuso ayer al pacto, insistiendo en que se puede llegar a acuerdos con la participación de todos los grupos políticos municipales y los concejales no adscritos. Defendió «el diálogo» y que haya «predisposición a llegar a acuerdos», que muchas veces no se alcanzan porque «influye mucho que suelen anteponerse los intereses partidistas por encima de los de los españoles».

Recordó que su posición favorable a la negociación y acuerdo entre PSOE y Podemos tras sentarse a negociar es la misma que mostró públicamente cuando antes de la investidura fueron PP y Cs los que se sentaron a negociar aunque entonces «no iban en predisposición a llegar acuerdos». Ese acuerdo que no se cerró entre PP y Cs y que Amores se mostró a favor de apoyar sin entrar en el gobierno fue el que al final llevó a la alcaldía a Salaya.