Durante su vida Arias ha estado viajando y pintando. Hace un par de meses decidió donar su obra al ayuntamiento cacereño

--¿Cómo surge la idea de donar su obra al ayuntamiento?

--Hace 7 años que volví a España desde París porque decidí cambiar de aires y pensé en un medio retiro, ya había trabajado y viajado mucho. Pero el gusanillo de la pintura enseguida salió. Me traje todos mis cuadros, me instalé en un piso y empecé a ver exposiciones hasta que empecé a comprender que no era una ciudad con comercio de arte. Había muchas salas de arte, pero ninguna particular, y como yo tuve en Francia se me ocurrió abrir otra en Cáceres. Al cabo de unos 8 meses tuve que cerrar. Pero llegó un momento en el que, entre que no veo y la desilusión porque no hay comercio de arte, tenía que dar mi obra, que para mí tiene mucho valor, a un sitio donde pueda durar más que yo. Pensé que el ayuntamiento, la casa de los cacereños, sería el sitio ideal para guardarla y que se siga viendo.

--¿Y qué objetivo persigue?

--Que mi obra no se pare conmigo, que después de mí continúe en el tiempo y si puede inspirar a un joven, hombre, mujer o algún chico como me pasó a mí, pues con eso puedo morirme tranquilo.

--¿En qué consiste su muestra artística, qué hay en ella?

--Podremos ver desde mis principios hasta la actualidad. He sido un pintor que aparte del dibujo artístico he aprendido el dibujo arquitectónico. Por esto y por mi forma de pensar, mi pintura evolucionó mucho, tengo 50 formas de pintura diferente desde hace 74 años. Me gustaba crear cosas nuevas porque la pintura tiene que ser creación, algo distinto a la fotografía. He pintado paisajes de forma clásica y otros más decorativos. De cada serie hacía 6 o 7 pinturas y cambiaba a otra cosa: pinturas de nacimientos, maternidad, paisajes, retratos, pinturas sobre Candelario, Montehermoso y sus trajes, o pinturas inspiradas en Francia y Argelia. Uno de mis favoritos, por los recuerdos, es el retrato que hice del portero de la última casa en la que viví en Madrid. En mi obra hay de todo.

--¿Cómo impulsaría el gusto por el arte a los cacereños?

--Pues pensando que puede haber alguien que se interese y que se dedique a hacer pintura profesionalmente o por el capricho de hacerlo. Es una forma de vivir muy agradable porque yo puedo decir que el día que me muera seré un hombre feliz, porque he hecho en mi vida lo que he querido, me he pasado mi vida dibujando, que es lo que me gustaba hacer y he hecho de todo para poder comer y seguir adelante.