Angel Arroyo nació en la década de los 40 en Valdelamatanza, un pueblo de unos 250 habitantes situado en las estribaciones de la Sierra de Béjar, en pleno Valle del Ambroz, a 5 kilómetros de Aldeanueva del Camino, aunque en término municipal de Salamanca. El padre de Angel se llamaba Hermenegildo y había nacido en Gargantilla, aunque cuando llegó la hora de buscar empleo acudió a Valdelamatanza para trabajar en tareas agrícolas y ganaderas en la casa de Lope , padre de Agustina , una muchacha de belleza sin igual.

No tardaron Agustina y Hermenegildo en sentirse atraídos el uno por el otro, porque él era apuesto y trabajador, y ella, guapa e inteligente. Del matrimonio nació un único hijo, Angel , en los años en que a eso de las cinco o las seis de la tarde se escuchaban con fuerza en todo el pueblo los barrenos del pantano de Alcántara que por entonces estaba en construcción.

En ese tiempo se sumó a la familia un nuevo miembro: Josefi , hija de un hermano de Hermenegildo. La pequeña, con tan solo 2 años, se había quedado sin madre, así que la familia dispuso que se quedara en casa de los Arroyo. El padre de Josefi trabajaba en la famosa finca de la señorita Masides , nieta de Severiano Masides , la propietaria más rica de toda la comarca, dueña de una magnífica finca en Aldeanueva del Camino, cuyos bienes pasaron a la diócesis, que auspició luego una fundación y una residencia para mayores.

Las clases

Eran felices aquellos años de la infancia de Angel Arroyo, que acudía a las clases de don Wenceslao , al que todos los alumnos llamaban don Uven y que era un maestro de esos de los de toda la vida que se llevaba a los muchachos al campo y hacía mapas en la tierra para explicar las lecciones de geografía. No tardó Angel en meterse a monaguillo, porque Angel fue monaguillo prácticamente desde que tuvo uso de razón. Su madre era la encargada de rezar el rosario todas las tardes en el pueblo, porque entonces el cura iba al pueblo solo una vez a la semana, generalmente los domingos, o en funerales y cuando fuera menester. El sacerdote llegaba procedente de Aldeanueva en un coche prestado por la señorita Masides que con grandes dificultades subía aquella carretera sin asfaltar, que no se acondicionó debidamente hasta los años 80.

La llegada del cura

En 1956 llegó a Valdelamatanza don Lorenzo , un cura de la iglesia cacereña de San Juan que fue a preparar la Semana Santa. Fue don Lorenzo quien animó al ya entonces joven Angel Arroyo a que ingresara en el seminario. Dejó la vida del pueblo Angel Arroyo, aquellas noches en las que agarrando un farol esperaba la llegada de su padre del campo para ayudarle a meter las bestias en los corrales.

Llegó Angel al Seminario de Coria junto a otros 60 compañeros, en los años en que el pago de la pensión del seminario se elevaba a 3.000 pesetas, un dinero imposible de asumir viviendo como vivían sus padres de cinco vacas y un terreno pequeño. Y ahí volvió a entrar en juego la señorita Masides , que todos los años ayudaba con un sobre para que Angel pudiera pagarse sus estudios.

Aquellos tres años en Coria marcaron la vida de Angel Arroyo. Era el de Coria un seminario tridentino y oscuro donde obligaban a los seminaristas a llevar sotana desde el primer día de su ingreso y por las tardes los sacaban a La Isla para disfrutar del tiempo de ocio propio de los recreos. En el seminario hizo Angel grandes amistades con compañeros de pupitre: Ceferino de las Heras , Antonio Batuecas , Enrique Gómez , Francisco Neila , Francisco Delgado , José Corrales o José Luis García . Con estos dos últimos conformó Angel el coro del seminario, que igualmente cantó en la catedral, de la mano de su organista y también profesor, don Santiago .

La estancia en el seminario hizo profundizar a Angel en la fe, pero lo separó de la vida real porque entre los pasillos del centro había poco más espacio sino para el estudio, la oración, la disciplina y aquellas cartas que desde la distancia enviaba a su madre. Así hasta que en 1958 se trasladó a Salamanca, un seminario más abierto y de mentalidad más diversa. Fue en Salamanca donde Angel terminó sus estudios de Teología.

En 1969 Arroyo comenzó a salir al extranjero para obtener dinero con el que seguir costeándose sus estudios, de manera que cada verano y durante cuatro años marchó a Francia, donde se empleó por las mañanas en hospitales y por las tardes realizaba labores de limpieza en grandes empresas.

Pero Angel comenzaba a ver la Iglesia de otra manera, consciente de que con la llegada del Concilio Vaticano II también se podía servir a Dios fuera de las paredes del Seminario. Sus viajes a Francia le hicieron ver que era posible también en España un estado de libertad y democracia. Así que Angel se licenció en Filosofía y Letras y comenzó a trabajar en una sustitución a un profesor en el colegio Calasanz de Salamanca durante un año hasta que en 1971 se marchó al Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada.

Pero Angel quería seguir progresando, así que el curso 72 se fue a Ginebra durante año y medio y allí trabajó en restaurantes y en un laboratorio de productos farmacéuticos hasta que en 1973 se le ofrece una plaza de Francés en un instituto de Hervás. Allí dio clase en 5º de Bachillerato a un aula en la que se encontraba Isabel Martín , que era hija de un funcionario del ayuntamiento y también administrador del colegio. Así fue como entre excursión y excursión ambos se dieron cuenta que el cariño a escondidas podía hacerse público. Contrajeron matrimonio en la ermita del Cristo en 1977. El profesor, ella enfermera.

En Plasencia

La pareja comenzó viviendo en Plasencia hasta que Angel sacó la oposición de Formación Profesional y consiguió una plaza en Cáceres. En la ciudad, vivieron primero en Doctor Fleming, luego en San Pedro de Alcántara y después en Hernán Cortés hasta que en Sierra de Fuentes se hicieron la casa de sus sueños.

Padres de tres hijos Angel , David y Laura , Isabel trabaja como técnico de Nefrología en el hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres y Angel comenzó su andadura en el Javier García Téllez y luego en el Agora con compañeros como Rafael Vadillo , Francisca Cebriá , María Jesús , Aurelia , Manuel Guisado , Pedro Pérez o Cándida Burguillos . Pero además, Angel Arroyo compatibilizó su actividad docente con su paso por la política, primero en el Partido Demócrata Popular y luego en el Partido Popular de la mano de José María Saponi .

Y así han ido pasando los años, sin olvidar sus años en el Seminario, sus viajes a Francia y a Ginebra, las lecciones de don Uven, la muerte de su madre que tanto le marcó, su noviazgo con Isabel, el amor por sus hijos y aquellos sobres de la señorita Masides que junto al esfuerzo imbatible de su padre forjaron el camino de este querido profesor.