Fernando Rosado y Concepción Marco también desembarcaron en los pisos de la Obra Sindical del Hogar de Hispanoamérica hace tres décadas. Han tenido dos hijas, Fernando se ha jubilado y ya son abuelos. Cuando echan la vista atrás recuerdan que cuando se fueron a vivir al barrio "era tierra, estábamos solitos y decíamos que nos habíamos venido al fin del mundo". "Esto era lo último de Cáceres y, sin embargo, ahora estamos en el corazón de la ciudad", añade el matrimonio. También recuerdan las fiestas anuales de la barriada muy populares y concurridas.

Los dos coinciden en afirmar que en la barriada se vive bien. "Es tranquila, como no hay locales comerciales y las calles no son de paso, sólo se puede aparcar, tenemos muy buena calidad de vida".

Fernando y Concepción se muestran muy "orgullosos y contentos" de vivir en Hispanoamérica y todavía se sorprenden cuando hacen números sobre los precios que pagaron por sus viviendas y cómo se han revalorizado años después. "Muchas personas se quieren comprar un piso aquí porque también las comunidades de vecinos son económicas puesto que no tenemos ascensores", explica Fernando.

Concepción añade en este sentido que antes se conocían todos, pero que como muchos pisos se han vendido "ahora ya sale gente de los portales que no conocemos, aunque aún quedan matrimonios de aquella época".