NACIO EN CORDOBA EN 1951. ESTA CASADO, ES PADRE DE DOS HIJOS Y VIVE EN CACERES DESDE 1982

PROFESION CATEDRATICO DE VETERINARIA, LICENCIADO EN FILOSOFIA Y LETRAS. ES AUTOR DE VARIOS LIBROS

CARGO PRESIDE LA COFRADIA EXTREMEÑA DE GASTRONOMIA

Conversaciones con un gastrónomo da título al libro que Antonio Gázquez Ortiz (Córdoba, 1951) acaba de publicar de la mano de Alianza Editorial. A través de sus páginas, este profesor de la Facultad de Veterinaria de Cáceres realiza un recorrido delicioso en el que, con una gran dosis de originalidad, mezcla los sabores de siempre con la historia de nuestro país de los últimos 50 años.

--¿Qué puede encontrar el lector en este libro?

--Tiene el mismo título que unas columnas periodísticas mías en el diario Hoy , en las que dos personajes, Rafael y Antonio, entablan un diálogo sobre diferentes temas de gastronomía. En el libro aparecen 34 columnas y, detrás de cada una de ellas, escribo unos artículos en los que se incluye una historia de ficción relativa al tema que se aborda en la columna. Esa historia está relacionada con esa memoria histórica que recordamos gracias a un alimento. Mis historias recuerdan, a través de la gastronomía, la historia de España de los últimos 50 años.

--¿Qué acontecimientos recrea?

--Son de tres tipos. Hay historias personales que he vivido, otras que me han contado y fogonazos históricos hasta finales del siglo XX. Dentro de éstos últimos me refiero a la primera vez que se votó en Democracia, la marcha de los extremeños o andaluces a Alemania, la inauguración del Valle de los Caídos o cuando la gente se alistaba en la División Azul, por ejemplo.

--Y para todo tiene una receta...

--Sí. Aparecen unas 40. Al final de cada capítulo cuento una receta referida al tema que he abordado. El moje, el guisado de cordero, las judías con morcilla, la sopa de pescada, que hacía Angelita, una mujer que vivía en casa de mis abuelos... Los años del franquismo los relaciono con el queso de bola, la leche americana o los bocadillos.

--También aprovecha para abordar vivencias personales...

--El potaje de garbanzos con bacalao me recuerda a la Cuaresma y el codillo de cerdo ibérico, al barrio de mis abuelos, donde vivía una mujer a la que llamaban La Zafranera , que vendía especias y había un auténtico submundo alrededor de una plaza de Abastos.

--¿Qué quiere reflejar el libro?

--Soy aficionado a la gastronomía de toda la vida y los libros los enfoco como un estudio del comportamiento alimenticio más que como un análisis publicitario de lugares donde se puede ir a comer. No me gusta convertirme en un guía turístico sino exponer la diferencia entre comer y alimentarse.

--¿Cuál es esa diferencia?

--Alimentarse es un reflejo digamos involutario y biológico, pero comer es una manera de sentarse a la mesa, un degustar, una parafernalia.

--¿Qué momento atraviesa la gastronomía en la región?

--Creo que goza de bastante buena salud, a pesar de que no veo que la Junta ponga toda la carne en el asador porque antes había una consejería específica de Turismo y el turismo y la gastronomía son nuestro buque insignia. La gente no sólo viene a a Extremadura a ver monumentos, también viene a comer y la gastronomía se entiende como un monumento al placer del gusto.