Causaron sensación cuando la rumba sonaba a alegría, penas y guitarra con canciones inolvidables como La Paloma o Heroína . Ahora, tras unos años fuera de los escenarios, Los Calis vuelven con fuerza y ya preparan un nuevo disco, que será el séptimo de una carrera a la par de otras bandas como Los Chichos o Los Chunguitos. Esta noche ofrecerán un adelanto y repasarán sus temas en la sala K'aribia de Madroñera.

--¿Qué tal les va la vida?

--Estamos por Madrid, viviendo en el sur de Vallecas. Preparamos nuevo disco con el que llevamos dos años y medio. Hemos estado un par de años en el dique seco, pero volvemos con muchas ganas como si fuéramos nuevos.

--Después de tanto tiempo, ¿cómo se les pone el cuerpo cuando suben a un escenario?

--Es muy bonito que nos sigan pidiendo temas del primer disco en nuestros conciertos. Si no los cantamos, no nos bajamos a gusto del escenario.

--¿Qué hacen ahora además de hacer bolos de fin de semana?

--Nos buscamos la vida por otra parte. La música no está bien. Por ejemplo, José Ricardo está vendiendo fruta en el mercado como hacía al principio del grupo. Yo estoy de encargado en un almacén farmacéutico y José vendiendo ropa.

--Pisan la calle...

--Ayuda mucho. Estamos al turrón (risas), con los pies siempre bien puestos en el suelo.

--Cómo ha cambiado la música desde que ustedes empezaron...

--Muchísimo. El primer disco lo hicimos en la compañía y ahora tienes que ir con el trabajo hecho y masterizado para que lo distribuyan. Y luego, claro, vender un disco, que es dificilísimo.

--Entonces, el dinero vendrá de los conciertos...

--Sí, y también de las galas y los derechos de autor. La venta de discos se ha ido a tomar viento.

--¿Qué ven en las caras del público que va a escucharles?

--A gente que eran chavales cuando empezamos a cantar y que todavía siguen yendo a vernos también con sus hijos. Es una mezcla muy bonita. Nos dicen que les gusta nuestra música porque han escuchado a sus padres ponerla en casa.

--¿Qué es la rumba?

--Todo, desde que uno nace y tiene conocimiento. Nos compramos la guitarra en el Rastro de Madrid y empezamos en el parque hasta llegar al escenario.

--¿Pero qué transmite?

--No solo alegría. La rumba admite también tristeza. Hay canciones que son muy tristes, pero muy bonitas al mismo tiempo.

--¿Cómo va a ser la actuación de esta noche?

--Tenemos una hora por delante, con canciones del último disco, un par que no hemos grabado todavía y del primero haremos las tres de siempre que nos pide el público. Escogemos lo que más nos gusta.

--¿Qué les da el escenario?

--Es lo más bonito que te puede ocurrir. Terminar una canción y que el público te apoye no se puede pagar con nada. Al principio yo decía que lo que más me gustaba era el estudio pero, después de tantos años, el escenario es lo mejor y esos nervios que sientes antes de salir.

--¿Cómo está la cantera?

--Andy y Lucas me gustan mucho, parecido a lo que hacíamos nosotros. Lo que hace Pitingo es muy bonito. La rumba mezcla con todo.