TTtuvieron que pasar 31 años para que pudiera descubrir uno de los lugares más insólitos del mundo. La primera vez fue el año pasado de forma casual cuando ya de noche decidimos adentrarnos en las extremas profundidades de Las Hurdes. Por una carretera oscura, sinuosa, el firmamento limpio, pasando por pueblos cuyos nombres eran más que atípicos (Cambrón, Arrolobo, Rubiaco-). De repente llegamos a Ríomalo de Arriba, una alquería con poquísimos indicios de población; tan solo las escasas luces que iluminaban esas calles abandonadas.

El intenso murmullo del río y la presencia de la montaña en la noche eran el único atisbo de vida en aquel laberinto en cuesta de casas y suelo de piedras. Calles estrechas de casas abandonadas, abiertas, con un fuerte olor a moho consecuencia del abandono, empezamos a suponer quién pudiera esconderse allí, y una sensación de inseguridad nos invadió; sugestionados, decidimos marcharnos cuanto antes.

Poco tiempo después volví de día, y desde luego, la experiencia fue muy diferente. Tan sólo nos encontramos con una anciana y su marido que venían del huerto, con un burro y con un manojo de lechugas que nos ofrecieron generosamente. A pesar de su avanzada edad, estaban sanos como robles y nos comentaron que entre aquellas casas hurdanas, circulares, de pizarra y piedra, vivían solo una decena de personas.

Este pueblo está considerado como el conjunto de "arquitectura negra" mejor conservado de la comarca de Las Hurdes. La anciana nos relató también, que el motivo por el que las casas se encontraban caídas era por un especulador sevillano que compró todo aquello para montar un complejo turístico. Con la crisis, dicho proyecto se paralizó a medias, y aquel conjunto con un centro propio de interpretación quedó medio destrozado. De nuevo la codicia desmedida se cobró una bella parte de nuestro patrimonio.

La comunidad extremeña nos brinda la posibilidad de vivir experiencias únicas, y son al fin y al cabo las que verdaderamente nos van enriqueciendo, por ello les invito a que se adentren en las profundidades de estos lugares mágicos que nos ofrece la vida.