TPtrimeramente fueron los pañuelos que dejaron de ser de tela para convertirse en papel, después fueron los platos, los cubiertos, los vasos, los envases- Hoy día, de usar y tirar somos nosotros, las personas. O al menos, esas son las intenciones de algunos. En una entrevista de radio el presidente de la CEOE, Joan Rosell , abogaba por retirar "privilegios" a los contratos indefinidos y fomentar más la contratación temporal.

Seguramente las palabras del presidente de los empresarios, también sean de usar y tirar pues, como él mismo recalcó, este planteamiento tiene pocas posibilidades de ver la luz. Me pregunto cuáles serán las razones para hacer tales declaraciones.

Parece ser que nuestra sociedad tiene una programación para la obsolescencia, un teléfono móvil, un ordenador, un televisor- al cabo de poco tiempo deja funcionar y es necesario que compremos otro. En principio, favorece el consumo y el desarrollo tecnológico y progresivamente nuestra sociedad avanza.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que las personas no somos objetos, ni números; ni mucho menos se nos puede imponer una fecha de caducidad. Mucha gente usa la expresión "eres un máquina" y verdaderamente esa expresión no puede estar más lejos de la realidad.

Por mucho que lo intentemos no podemos programar nuestras mentes como si fuéramos un ordenador. No somos robots que ni sienten ni padecen y tan solo se limitan a hacer las funciones para las que han sido programados. Somos de carne y hueso.

Mientras estemos vivos siempre vamos a tener una vida útil, de eso no puede caber ninguna duda. Hay que tratar mejor a las personas, y a las máquinas como lo que son; objetos que están ahí para hacernos la vida más fácil y no para convertirnos en esclavos de ellas.