Primitivo Torres, de 87 años y residente en Cáceres, vive más tranquilo desde que dispone del servicio de teleasistencia. Usuario desde hace diez años, este histórico farmacéutico y actual presidente de la asociación cacereña de diabéticos, solo ha tenido que utilizarlo tres o cuatro veces al sufrir hipoglucemias debido a su diabetes. Afortunadamente, en ningún caso su vida ha corrido peligro.

"Se lo recomiendo a quien no lo tenga porque es muy práctico", asegura este usuario, que lleva colgado el terminal de teleasistencia y conectado permanentemente a Cruz Roja por si hay una emergencia. "Son muy amables y atienden de maravilla", añade Primitivo, que ha facilitado previamente al operador los teléfonos de sus familiares por si es necesario avisarles.

La comodidad se une a la serie de ventajas del aparato. Es ligero, de poco peso, y con solo pulsar un botón es posible entrar en comunicación con un operador de Cruz Roja que se encarga de poner en marcha los medios necesarios para atender al destinatario. "Es como una medalla y se lleva bien", afirma.

Natural de Torre de Don Miguel, en la Sierra de Gata, el aparato también viaja con él al pueblo. La importancia de sentirse acompañado es otra de las ventajas que ofrece la teleasistencia. Primitivo vive solo y sus cinco hijos seguro que agradecen que sea usuario de un servicio por el que tiene que pagar 30 euros mensuales, una cantidad fijada según la pensión que recibe como jubilado.

Su experiencia pone de manifiesto la utilidad y facilidad de este sistema que mejora la calidad de vida de mayores como él. Un aparato que salva vidas y garantiza el bienestar de los que más lo necesitan.