Una fortificación de cubos y cepillos defiende desde ayer la fachada de la sala de arte Habana Espacio Libre. 120 cubos y otros tantos cepillos cubren los balcones de esta casa noble y lanzan un mensaje al mundo de arte: "esos cubos y cepillos que están ahí colocados son una invitación a la limpieza que necesita el mundo del arte y que es lo que reivindica este espacio", explica uno de los colaboradores de este espacio, Angel Sotomayor . Limpia, pule y da esplendor es el nombre de esta instalación que critica "a la oficialidad, que en ocasiones se empeña en encumbrar un arte que tiene mucho de laguna seca", señala.

Habana Espacio Libre es una sala creada recientemente por un grupo de artistas para dar cabida a todo tipo de intervenciones eventuales o permanentes. A las creaciones en continua evolución de Gemma Granado, Vaz-Romero o el propio Sotomayor, se suman otras cinco que desde ayer se pueden ver en este espacio transgresor en el que la ruina es capaz de convertirse en arte. "En ocasiones aliarte con el deterioro es más fácil que eliminarlas, pero en otras resulta mucho más problemático", reconoce Sotomayor.

Una veintena de hileras con bolsitas de té en el techo y un altar de muñecas transforman, mediante la creatividad, un baño repleto de humedades en un espacio acogedor. En frente otra sala diseñada por Daniel Bañeza se convierte en un agobiante espacio laberíntico a través una proyección de luz sobre de hilos de colores que cruzan la estancia, rodeada de poemas.

Daniel y Javier Bañeza firman otra de las nuevas instalaciones de la casa, en la que una enorme claqueta da la bienvenida a una estancia repleta de imágenes cinematográficas.

La música de Abigail Narváez, Eva Granados, Javier Bañeza y Chechu puso ritmo a la inauguración de las nuevas creaciones.