La estructura gremial artesanal cacereña estaba constituida por una estricta organización jerárquica a tres niveles fundamentales: los de aprendiz, oficial y maestro. Se accedía al aprendizaje del oficio mediante libre contratación con un maestro. Los oficiales trabajaban a las órdenes de un maestro examinado y no podían tener ni tienda ni aprendices. A maestro, grado superior de esta jerarquía, se llegaba pasando un riguroso examen.

Dentro de los distintos gremios se nombraban uno o dos veedores para cada año y después de ser nombrados debían ser confirmados en este cargo por el ayuntamiento cacereño; aunque a veces eran nombrados directamente por el ayuntamiento de entre los maestros de los oficios. Los veedores-examinadores realizaban funciones de inspección y examinaban a los aprendices.

En algunas ocasiones, el ayuntamiento nombraba veedor para una determinada inspección a alguien del oficio; como se dio en la sesión del 12 de febrero de 1571, en la que el ayuntamiento cacereño acuerda se visiten a los zapateros-curtidores para revisar el curtido de toda corambre, eligiendo para dicha visita al zapatero Juan Esteban , para que fuera con el alguacil mayor a ver la corambre que cada zapatero tuviere curtida.

Otra figura que aparece junto a los veedores-examinadores era la del acompañado, nombrado por el teniente de corregidor o el corregidor, cuando alguno de los examinadores faltaba a la realización del examen, estuviera enfermo o bien eran nombrados para ayudar en los exámenes a los examinadores.

En una carta de examen de tejedor, de fecha 18 de abril de 1595, los veedores señalan que para examinar conforme a las Premáticas de los reinos habían de tomar consigo dos acompañados. En cuanto al papel de la mujer cacereña, señalar que de las 224 cartas de examen estudiadas de la segunda mitad del siglo XVI, nos encontramos que los examinadores son mujeres en 19 de ellas, lo que corresponde a un 8,4 por ciento del total.

Pasan el examen todas, siendo maestras tejedoras catorce, maestras cereras cuatro y una maestra candelera. Por tanto, los oficios más escogidos por las cacereñas eran los de tejedor, cerero y candelero, abarcando los sectores textil y de la cera. Otro dato importante es que la mayoría de las mujeres que se examinan son viudas, lo que significa que accedían al trabajo artesanal al morir los maridos, buscando sin duda el sustento familiar.