Artista singular donde los haya, Emilio González Núñez (Tejeda de Tiétar, 1948) acumula, a punto de llegar a la jubilación como funcionario de prisiones, un extenso currículum tanto en exposiciones individuales como colectivas. Formado en la Escuela de Artes y Oficios Adelardo Covarsí en Badajoz, su propuesta en homenaje a las víctimas del terrorismo se une a otras como el denominado Monumento a la Humanidad, en la avenida Ruta de la Plata, o Cubalización, contra de la globalización. Pero lo más sorprendente son otros aspectos de su vida. Hijo de guardia civil, vivió en casas-cuarteles hasta los 24 años y cuenta con más de 30 de experiencia profesional en talleres artísticos en cárceles de Barcelona, Huelva, Badajoz y Cáceres.