TLta Asamblea de Extremadura está celebrando el XXV aniversario del Estatuto de Autonomía, que es algo así como los XXV Años de Paz pero con Ferreira. Multitud de actos para los que se han destinado sustanciosos presupuestos y un buen grupo de funcionarios para cuidar del protocolo, organizar y procurar llenar los actos de asistentes. Como los actos previstos eran tan numerosos estaba seguro de que me invitarían a alguno, pues por los cálculos realizados tocamos a un extremeño y medio por acto.

Hace unos días he recibido una invitación. A pesar de que en Extremadura hay muchas ciudades y pueblos, de que se han organizado centenares de actos incluso en mi barrio, me invitan al organizado ¡en Prat de Llobregat!. Les aseguro que no es broma, pero como de personas tan esforzadas y con tanta experiencia protocolaria no se pueden esperar esperpentos de tal naturaleza, pensé que alguna justificación habría.

En esos momentos recordé las técnicas que se utilizaban en otros tiempos para rellenar actos similares. A lo mejor el presidente Ferreira es el encargado de presidir el acto y es preciso asegurar el lleno del recinto con palmeros de diversa índole y procedencia. Procuraré ir, más aún teniendo en cuenta que, según dice la experiencia, el destino más seguro de un presidente de asamblea es la jubilación política. De manera que quizás solo me quedan tres años para aplaudirle.

Conociendo el funcionamiento de la Asamblea, la dedicación de sus funcionarios y la generosidad del presidente supongo que estas cosas se harán como es debido. O sea, me pagarán el autobús, me darán bocadillos y pararemos en Zaragoza para ver el Pilar. ¡ Ah!, y en el Monasterio de Piedra.