Parece un chiste, pero ocurre en la realidad, y por si fuera poco estos abusos le cuestan dinero al usuario. El sector de los seguros de decesos es causa de un buen número de reclamaciones bien por incluir servicios no deseados o bien por no cumplir con los servicios contratados. La Asociación de Consumidores Acuex, con sede en Cáceres, es testigo directo de estas situaciones al tramitar las quejas ciudadanas. Por ejemplo, una señora de 80 años a la que estaban cobrando una asistencia en caso de parto, o familias con hijos mayores, incluso sin ellos, que pagan sin saberlo una asistencia pedagógica en el hogar por si su ¿niño? no puede ir a la escuela.

Y es que el seguro de decesos ya no se limita a pagar el ataúd y el funeral. "Ahora incluye otras coberturas y el consumidor debe estar atento si no quiere que le cobren más prestaciones de las que necesita", explica Rosa González, presidenta de Acuex. Por ejemplo, es absurdo pagar por un nicho nuevo cuando muchas personas utilizarán el mismo que otro familiar directo. Es más, en este caso suele haber problemas en la apertura y cierre de la sepultura, porque el ayuntamiento pasará los gastos de inhumación y ornamentación del sepulcro a la familia, y no al seguro.

Pero hay más quejas frecuentes: compañías que no prestan servicios estipulados en la póliza como la elaboración de recordatorios o el envío de un microbús para trasladar a los allegados, que instalan lápidas de inferior calidad a la contratada, que ponen inscripciones en la sepultura con tipos de letras más baratos, o que permiten al marmolista hacer publicidad en la propia losa sin autorización familiar. Es más, si la familia quiere aprovechar un nicho ya existente, hay compañías que llegan a cobrar aparte por desmontar la lápida, llevarla al taller, agregar el nombre y volver a colocarla.

"El problema estriba en que el consumidor no siempre reclama, y que ciertas firmas se niegan a abonar estos gastos", explica Rosa González, quien aconseja comparar precios y leer la letra pequeña. "Si el coste final del servicio es inferior al capital asegurado, se ha de devolver a los beneficiarios la cantidad sobrante", advierte. Para ello, debe pedirse el informe de gastos a la compañía.

La cuestión es que el seguro de decesos figura entre los más antiguos y específicos del mercado español, con unos 26 millones de asegurados, el mayor número de la UE. Generalmente, en otros países se entrega la cantidad estipulada a la familia en el momento de la muerte para que ella se encargue de las gestiones y los gastos. En cambio, en España son las compañías las que suelen organizar los servicios fúnebres (tanatorio, ataúd, esquelas, taxis, flores...), la asistencia personalizada (psicólogo, gestión del duelo...) o los trámites administrativos (certificados, pensión de viudedad y orfandad, asesoramiento, tramitación de sucesorias...).

Es más. Los seguros de decesos se han modernizado buscando nuevos clientes y añaden a las pólizas otros conceptos: gestiones burocráticas, seguro de enfermedad, seguro de accidentes, subsidio diario por internamiento, traslado en ambulancia, indemnización por parto, orientación legal, teleasistencia, consulta médica telefónica, un servicio de salud, seguro de asistencia en viajes..., todo ello con el consiguiente aumento de las cuotas. Sin embargo, el asegurado no siempre es consciente de este nuevo mar de prestaciones que abona.

"Anualmente se aplica un índice de revalorización automática para cubrir el incremento de los costes. En teoría la compañía debe comunicarlos por escrito y una vez aceptados emitir el recibo. Pero en Acuex hemos visto recibos con nuevas coberturas, indicando en la letra pequeña que si no se aceptan debe comunicarse por escrito. La mayoría de los asegurados no son conscientes", señala Rosa González.

Además, en no pocas ocasiones el usuario está pagando una cobertura que ya tiene incluida en otro seguro. Por ejemplo, hay quien abona su futuro deceso cuando dispone de un seguro de vida que lo contempla. También el seguro hipotecario o un préstamo pueden llevar asociada la cobertura de fallecimiento.

¿Morirse sale caro?

La costumbre en España es pagar el entierro en vida, un hábito que pasa de padres a hijos. Curiosamente, uno cambia de compañía de coche u hogar, pero mantiene siempre la misma compañía de decesos. ¿Eso es prudente? ¿Merece la pena? Según Acuex, conviene hacer números antes incluso de contratar estos seguros. Los gastos del funeral se elevan a unos 2.000 euros. Si los hombres tienen una esperanza de vida de 83 años y pagan 6 euros al mes durante 40 años, llegarán a 2.880 euros, es decir, 880 más que si abonaran el funeral en efectivo.

De este modo, Acuex considera que no conviene contratar las pólizas antes de los 40 años, incluso recomienda prescindir de ellas si se tiene economía estable o un seguro de vida amplio.