La Asociación Cultural de Diabéticos de Cáceres atiende a cerca de 300 personas de todas las edades. De ellos 15 son menores de 14 años, sobre quienes centra ahora sus atenciones. Según explica la tesorera, Belén Domínguez, el colectivo ha comenzado a desarrollar actividades con los niños --el más pequeño tiene 3 años-- basadas en ofrecerles información acerca de su enfermedad y en la realización de iniciativas de ocio por la ciudad.

"Esta asociación fue pionera en la celebración de campamentos para los niños. La idea es educarles a saber comer y ofrecerles información, lo más importante del problema que sufren. Ahora queremos aumentar estas actividades con iniciativas de ocio en la ciudad", indicó Belén Domínguez. Ella es madre de Carla, una niña de 12 años con diabetes desde los 5, por eso asegura que padece la "diabetes tipo 3". En realidad solo hay dos tipos de diabetes: la uno --que aparece en edades tempranas porque el páncreas no produce insulina-- y la dos --que se desarrolla en la edad adulta cuando el páncreas produce insulina pero "de mala calidad"--. "Todo el que está alrededor de un diabético lo sufre, esa es la diabetes 3", explica Belén Domínguez.

DIAGNOSTICO Después de varias pruebas, los médicos diagnosticaron a Carla la diabetes: "Nos dimos cuenta de que orinaba mucho, bebía mucha agua y cada vez estaba más delgada. Cuando te lo dicen te agobias porque no tienes información, cuando sabes en qué consiste y cómo se trata te quedas más tranquilo", dijo Belén Domínguez, que aconseja a los enfermos que acudan a la asociación porque allí "conocerán a personas que padecen lo mismo que ellos y se comparten opiniones". Ese es exactamente el fin que persiguen las actividades que han comenzado a desarrollar con los más pequeños de la asociación.

Carla, la hija de Belén Domínguez, se hace entre siete y diez controles al día, lleva una vida normal y puede comer de todo, solo necesita un cuidado especial con el consumo excesivo de hidratos de carbono. "Son niños que agudizan el sentido de la responsabilidad desde pequeños. Aprenden a cuidarse ellos solos", indica Belén Domínguez.

EN EL COLEGIO Parte de los controles de insulina deben hacérselos en horario escolar, por eso es obligatorio para los centros tener un protocolo de urgencias para prevenir y saber actuar en casos de subidas o bajadas de azúcar. "Es importante que los padres informen a sus profesores de que su hijo es diabético. Tienen que tener una nevera para guardar los medicamentos y permitirles comer en clase si lo necesitan", explicó Belén Domínguez. El primer protocolo de urgencias se llevó a cabo en el colegio Diocesano, ahora Domínguez está desarrollando un proyecto de investigación sobre cómo incide la diabetes en los colegios cacereños.

Por otro lado, la asociación de diabéticos, que ha cumplido 45 años, ofrece terapias grupales, da un carnet de diabético a los asociados, charlas y envía una revista bimensual con curiosidades sobre la enfermedad.