El Libro Becerro (códice de principios del XVI que recoge manuscritos desde el siglo XIII) y el Libro de Ordenanzas de 1569 son los dos mayores tesoros del Archivo Histórico Municipal de Cáceres (Palacio de la Isla), que además conserva otras muchas joyas , como dos ejemplares de las constituciones de 1812 y 1837 salidos de la Imprenta Real, la Carta de Fernando IV que permitía construir fuera de la muralla, el Acta de Juramento de Isabel la Católica en 1477 junto al Arco de la Estrella, o el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1751. Algunos de estos fondos de alto valor, que ahora no se encuentran a la vista del ciudadano, podrían pasar a la Sala de Exposición Municipal en su nuevo proyecto de mostrar contenidos a la altura de la riqueza patrimonial de Cáceres.

"Este objetivo es el que dará sentido a la sala, el hecho de introducir legados atractivos para ciudadanos y turistas", explica el concejal de Innovación y Fondos Estratégicos, Víctor Santiago Tabares. Hasta ahora, recuerda el edil, el recinto no ha tenido por lo general objetos de especial relevancia, "y con las limitaciones que imponen las humedades, el contenido es actualmente anodino", declara. Sin embargo, el concejal no ha podido avanzar los fondos concretos que se incorporarán a la sala una vez reformada. "El plan está estudio por parte de los expertos para determinar qué objetos son museables, y crear así un recinto digno, en consonancia con el valor y la historia de la ciudad. Va bastante avanzado", anuncia el edil.

Profesionales de la Sección Municipal de Fondos Estratégicos respaldan este propósito: "La idea es muy buena, de hecho, los contenidos necesitarán condiciones adecuadas de temperatura y humedad que se incorporarán durante la obra", indican.

Con la inmediata mejora del continente y el contenido, el ayuntamiento pretende consolidar definitivamente la utilidad de este edificio, que hunde sus raíces en el siglo XVI y que ha sufrido varias reformas en los últimos años: una a cargo de la escuela taller de la Universidad Popular en los 80 y otra adecuación en 1998 por parte de la Concejalía de Cultura. Cualquier proyecto debe respetar su línea arquitectónica, al amparo del Plan Especial de Protección y Revitalización que arropa a la ciudad monumental y al casco viejo.

Y aunque el recinto no tiene la categoría de museo (para ello se exigen requisitos que ahora no se cumplen), el ayuntamiento está convencido de que su puesta en valor contribuirá al reto del 2016, teniendo en cuenta su ubicación en uno de los accesos al casco histórico más frecuentados.