A la chita callando, la carretera de Malpartida de Cáceres se ha convertido en un calvario. La N-521 entre el cruce de Arroyo de la Luz y Cáceres, que hasta hace nada era una balsa de tráfico, es hoy un infierno de caravanas, frenazos y desesperación. En la prensa siempre se habla de la N-630 o de los accesos a Badajoz desde Bótoa, mientras que el tramo de la N-521 desde Malpartida parece una cuestión menor.

Pero en unos años, el crecimiento de Arroyo y Malpartida y su conversión en pueblos dormitorio de la ciudad feliz han redondeado una cifra sorprendente: 9.000 vehículos al día, lo que convierte la ruta entre Malpartida y Cáceres en la más densa de la provincia cacereña.

En el pasado congreso regional del PP, se repartían pegatinas solicitando la conversión de la N-521 en una autovía Cáceres-Santarem y la semana pasada, 12 alcaldes de variada filiación política solicitaban la conversión de esta carretera en autovía, al menos hasta Malpartida de Cáceres.

Los otros barrios

Hoy día, los pueblos de la periferia cacereña se han convertido en los otros barrios de Cáceres. Desde Arroyo y Malpartida se trasladan hasta la ciudad feliz centenares de trabajadores y desde Cáceres se desarrolla diariamente otro éxodo semejante de funcionarios, repartidores, vendedores y profesionales que trabajan en estos pueblos.

En breve, se inaugurarán sendos polígonos industriales, con todas sus parcelas vendidas, en Arroyo y Malpartida. En el futuro inmediato, la N-521 habrá de dar servicio a cuatro polígonos con más de 700 empresas instaladas sumando ambas poblaciones. Esto supone un aumento del tráfico pesado. A ello habrá que añadir la conversión del primer tramo de la N-521 en la salida natural de los conductores cacereños hacia la autovía de la Plata.

Si también se instala en la zona la estación del Ave y un centro de mercancías, amén de las nuevas urbanizaciones y hoteles que se anuncian en el área, parece evidente que la petición de convertir en autovía esta carretera no es descabellada.

Ya hoy, la carretera entre Cáceres, Malpartida, la estación de Arroyo-Malpartida y Arroyo de la Luz es una avenida con tramos kilométricos donde no se pueden superar los 50 kilómetros por hora. Abundan las empresas, chalés y bares, pero la carretera no está adecuada para tanto cruce y salida de camiones, maquinaria y furgonetas.

Desde las siete y media hasta las diez y media de la mañana; entre el mediodía y las cinco de la tarde y desde las 19 hasta las 22 horas, las caravanas son perpetuas en este tramo. El cruce de Malpartida de Cáceres es espeluznante, con una curva cerradísima en medio del pueblo y sin arcenes, hasta el punto de que los setos que en ella existen, si no se cortan, raspan inevitablemente la carrocería de los vehículos.

Sólo el paso de la N-630 por Cañaveral se puede comparar al paso de la N-521 por Malpartida. Parece imprescindible una circunvalación del pueblo y que la posible autovía no desemboque en el centro de la villa con los peligros y atascos que provocaría este embudo.

Tras Malpartida, llega el cruce hacia Arroyo, Alcántara y la frontera de Piedras Albas, sin carril de aceleración y stop, situado en una curva y contraviniendo todas las normas europeas de seguridad vial. A partir de aquí, la ruta hasta Aliseda y Valencia de Alcántara se descongestiona bastante, pero el camino hasta Arroyo sigue siendo lento y, al contrario que en la N-521, no hay arcenes en la carretera.

Después viene el paso de Arroyo: dos kilómetros, cuatro grupos de semáforos, uno de ellos exasperante, y la necesidad perentoria de una circunvalación que aleje el tráfico del centro de un pueblo de 7.000 habitantes. Arroyo y Malpartida son los otros barrios de la ciudad feliz y necesitan buenas comunicaciones.