Las averías en el sistema de restricción de accesos a la parte antigua se suceden con frecuencia desde hace unos meses. Los bolardos bajan y los semáforos se apagan, de manera que cualquier vehículo puede acceder al recinto (está limitado a residentes, emergencias y carga y descarga para proteger el patrimonio). Los vecinos afirman que los problemas técnicos se repiten en demasiadas ocasiones, sobre todo desde que se instalaron los nuevos bolardos en el Socorro y Cuatro Esquinas. El sábado, con la ciudad llena de turistas, ocurrió por última vez: las plazuelas fueron ocupadas por coches que suponían un claro impacto junto a los edificios históricos.

Los residentes lamenta la proliferación de vehículos, incluso a diario, ya que acceden casi el doble de los calculados inicialmente. "A veces nos critican por esta postura, dicen que los vecinos de la zona queremos privilegios, circular en exclusiva por nuestras calles, y nada más lejos de la verdad. Somos los primeros perjudicados por las restricciones y sus molestias, pero sabemos que hay que cuidar el patrimonio cacereño y esta medida es necesaria", explican los responsables vecinales de la parte antigua.

Los residentes no comprenden "por qué falla tanto el sistema y por qué la policía no controla la entrada en caso de avería. Tampoco entendemos que la gente prefiera aparcar en San Mateo en lugar de Galarza, cuando el respeto al patrimonio es cosa de todos". Afirman que el sábado había numerosos coches en San Mateo, Santa María, Veletas, Caldereros y adarves, "y la mayoría no eran residentes".

"SON CASOS PUNTUALES" Por su parte, el concejal de Tráfico, Santos Parra, insistió ayer en que el sistema no tiene ningún problema. "Son circunstancias técnicas que se reparan de inmediato, y últimamente ha habido más por pura coincidencia". Además, afirmó que la Policía de Proximidad permanece en la zona "mañana y tarde", y que los agentes denuncian a los vehículos que acceden o aparcan sin permiso en el recinto.