En los alcorques de los árboles empieza a crecer la hierba, que asoma ya también entre las juntas del solado de las aceras. Es fruto de la falta de tiempo que en estos momentos tienen los responsables de mantenimiento, que lógicamente están dedicados casi a tiempo completo a limpiar y desinfectar las calles por el coronavirus, y a que ya no hay gente paseando por las aceras. El tránsito de personas impide el crecimiento de maleza en las aceras porque enseguida las pisa el viandante y desaparecen.

El cacereño Valentín Correa, consciente de la situación, quiere aportar su granito de arena. Vive en Los Castellanos. Un día, cuando salió a sacar a su perro, se fijó en que su acera estaba llena de hierbajos y se le ocurrió salir a limpiarla. «Es solo quitar lo más gordo, el ayuntamiento está ahora en otras cosas y es una forma de ayudar», asegura. Dice que si cada vecino toma su ejemplo y adecenta la superficie de acera más cercana a su vivienda se ayudaría a mantener las calles. «No cuesta nada, es salir a la puerta y limpiar igual que limpias el patio», insiste. Aunque aclara que la iniciativa solo podría llevarse a cabo en las urbanizaciones residenciales donde, por otra parte, son las zonas en las que más se evidencia el crecimiento de estas malas hierbas. «No digo que los vecinos de Cánovas lo hagan porque es más difícil, pero en las zonas residenciales sí».

En su urbanización calcula que podría limpiarse casi todo el acerado si los vecinos se implican, ya que el 90% de las viviendas están ocupadas: «Son 30 metros de acera, en una mañana soleada está listo», añade. Él utilizó tijeras y la escoba de barrer pero asegura que con la mano es suficiente. «Tirando de un hierbajo salen directamente los demás», asegura.

«Es un gesto con nuestro ayuntamiento porque, igual que otras ciudades se llenan de jabalíes o ciervos, Caceres se llenará de liebres o conejos muy pronto», augura. De hecho ya han vuelto a aparecer manadas de jabalíes en Residencial Universidad, una zona en la que son bastante comunes. Los animales campan a sus anchas ahora más que nunca ya que las calles están completamente vacías. Este barrio, de hecho, ya ha solicitado una solución al consistorio para frenar la presencia de estos animales y evitar situaciones de peligro.