La ayuda social se ha triplicado en los últimos tres años, así lo afirma Jesús Moreno, delegado episcopal de Cáritas Diocesana. Es una de las muchas consecuencias de la crisis y del desempleo. Esta situación está afectando sobre todo a los que trabajaban en los sectores de la construcción y servicios. "Son personas que no pueden afrontar todos los gastos o que se les ha acabado el subsidio de desempleo y no disponen de ningún ingreso", según matiza el delegado diocesano.

El delegado episcopal detalla que quienes acuden a instituciones como Cáritas lo hacen en última instancia, es decir, primero recurren a pedir ayuda a la familia, ya que, según Moreno, "es un buen colchón". "Es curioso, pero cada vez viene gente nueva que nunca antes había necesitado esta ayuda", indica Moreno.

Según el delegado episcopal, los barrios de la ciudad con mayor población de clase obrera y, por tanto, más afectados por la crisis son Aldea Moret, La Mejostilla, Espíritu Santo o LLopis Ivorra. Lo primero que hacen es ir a las oficinas de Cáritas de su barrio. Si allí no pueden satisfacer todas las demandas, les mandan a la sede central que tiene esta organización, que se encuentra en la calle doctor Fleming.

Además de esta ayuda social, Moreno precisa que Cáritas también está desarrollando un plan de orientación laboral para encontrar empleo con el propósito de contribuir al desarrollo de las capacidades de empleabilidad y de autonomía para las personas y favorecer su acceso a un empleo. En la diócesis hay tres centros: Cáceres, Moraleja y Montehermoso para 1010 demandantes, según datos del año pasado.

A su vez llevan a cabo acciones formativas, entre las que se encuentran cursos de operaciones básicas de pisos en alojamiento, o de atención a los enfermos de Alzheimer. En 2010 se impartieron un total de seis cursos para 56 destinatarios. El año pasado fueron 73 los insertados en las 116 empresas que colaboran con esta organización. "La cifra no es muy alta, pero en estos tiempos que corren no podemos permitirnos más", apunta Moreno.

El año pasado Cáritas ayudó a 1.720 familias, lo que supuso un aumento sustancial respecto al 2009. En total fueron más de