Ocurrió en Residencial Universidad. Un vecino de la calle Federico Mayor Zaragoza decidió podar él mismo un árbol porque le molestaba, pero se excedió en la poda y le causó la muerte. En una de sus actuaciones la brigada de Parques y Jardines se percató de que el árbol estaba sin vida y lo comunicó al ayuntamiento, que comenzó una investigación sobre lo ocurrido.

Las pesquisas terminaron por descubrir que esa misma persona había reclamado al consistorio los daños que le había ocasionado el árbol ya que, según indicaba, las raíces le habían levantado las losas de su patio. El ayuntamiento, sin embargo, desmiente esto último ya que el solado se había dañado por un problema de las propias losas, algo que se descubrió tras inspeccionar el patio interior de este vecino.

El árbol que ha matado es un ciruelo japonés, especie que está plantada en varias zonas de la ciudad. El último lugar en el que se ha colocado ha sido en Ronda del Carmen, a lo largo de toda la calle. "No son árboles agresivos y no suelen dar muchos problemas", asegura a este diario el responsable del área de Parques y Jardines, Miguel Durán.

El expediente sancionador se ha llevado a cabo desde la sección de Patrimonio, ya que este hecho es considerado como daño a los bienes municipales, según se regula en la ordenanza de convivencia ciudadana.Esta normativa busca la prevención de conductas perturbadoras y la preservación del entorno urbano mediante la protección de bienes, instalaciones y elementos públicos o privados que forman el patrimonio de la ciudad, frente a las agresiones, alteraciones y usos ilícitos de que pudieran ser objeto.

Estas medidas afectan tanto a los bienes de titularidad municipal como de otras administraciones públicas y pueden ser desde calles, plazas y paseos hasta parques, jardines, puentes, túneles subterráneos, aparcamientos, edificios, monumentos, colegios, cementerios,...

Según esta ordenanza será una infracción de carácter "muy grave" "romper o quebrar de tal forma que quede inutilizado un árbol situado en la vía pública o en parques o jardines de la ciudad". Esta actuación está sancionada con multas que van desde los 1.500 hasta los 3.000 euros. También está penado "causar, mediante cualquier procedimiento, daños graves en árboles, plantas o elementos de los parques y jardines", aunque no se les cause la muerte. En este caso las multas van desde los 750 a los 1.500 euros.

No es común que el ayuntamiento abra expediente a un vecino por matar un árbol como ha ocurrido en esta ocasión, pero no porque la práctica no sea habitual en la capital cacereña. De hecho, según los datos que maneja el ayuntamiento, cada año mueren en la ciudad una veintena de árboles por la acción directa de los ciudadanos. En la mayor parte de los casos se trata personas a las que molesta la presencia de estas plantas porque causan daños en sus viviendas, generan suciedad o incluso alergias.

"No son actuaciones fáciles de detectar porque es muy difícil probarlas. Normalmente suelen ser vecinos cuyas casas están próximas al árbol dañado pero probarlo es muy difícil. En este caso fue porque el vecino acabó confesando", indica el responsable de Parques y Jardines.

La mayor parte de los árboles mueren después de haberles inyectado de forma intencionada productos tóxicos que hacen que se seque. Aunque otros muchos se quedan inertes tras verter en los alcorques cubos de lejía después de limpiar, algo que, a pesar de hacerse sin mala intención, también causa la muerte de las plantas.