El ayuntamiento ha cogido el toro por los cuernos y ya tiene a su disposición las llaves de la sede vecinal de Hispanoamérica que le permitirá rematar las obras que restan y poder abrir, seguramente esta Navidad, el edificio maldito: lleva reclamándose desde 1995 pero la asociación que preside Raimundo Medina aún no ha visto su sueño cumplido.

Tal como ha venido publicando este diario, la empresa Incoc, a la que se le adjudicó la actuación, entró en concurso de acreedores y dejó los trabajos al 92% de su ejecución, pendiente de unos 23.000 euros para poder finalizarla. A partir de ahí, en el mes de junio el ayuntamiento comenzó la resolución del contrato a través del Consejo Consultivo de la Junta de Extremadura, que aceptó dicha resolución. El siguiente paso era notificarla tanto a la empresa constructora como al avalista para que pudieran presentar alegaciones si así lo estimaban oportuno. A la empresa se le notificó sin que ésta presentase alegación alguna. Pero el problema surgió con el avalista, a quien hasta el momento ha sido imposible comunicárselo porque tiene su sede en Hungría.

Así las cosas, el ayuntamiento inició conversaciones con el consulado de Hungría, para la localización del avalista. Como para resolver el contrato se debería haber esperado al menos tres meses, el ayuntamiento ha conseguido a través de la secretaría general hacerse con el inmueble. De forma paralela, el proceso con el avalista continúa.

Ahora el consistorio está realizando la memora valorada para acometer las obras eléctricas, que es lo que queda para su finalización. La actuación, cifrada en 383.388,83 euros, parece que al fin comienza a ver algo de luz al término del túnel.