El ayuntamiento volverá a levantar Alzapiernas y su entorno para que sea accesible. La obra, ejecutada en la anterior legislatura, costó más de 400.000 euros. El consistorio toma esta decisión tras recibir, a primera hora de la mañana, el informe que había encargado a la Oficina Técnica de Accesibilidad de Extremadura (Otaex), dependiente de la Junta, para que aconsejara sobre cómo modificar el proyecto ejecutado. Lo pidió precisamente después de que el Ejecutivo autonómico ordenara que se retocara porque no cumple con la ley de accesibilidad. La administración regional analizó la obra (no solo la de Alzapiernas sino también las que se ejecutaron en el entorno, es decir, en Sánchez Varona, Zurbarán y Parras) tras recibir la denuncia de un vecino con discapacidad visual que advertía de que, tras los trabajos, ninguno de los itinerarios respetaba la normativa.

La Otaex detalla que no es necesario tirar al completo ninguna de las calles pero sí recomienda retocarlas. De este modo habrá que reformar las rampas construidas en Alzapiernas y el resto de calles y modificar las barandillas. Además, en Alzapiernas habrá que suprimir la rampa ubicada en la parte superior, la más cercana a la calle Parras, porque la Otaex considera que es ilegal. Se ha decidido sustituirla por escalones para evitar dejar a esta calle con un solo acceso a pie de (el otro es la escalera mecánica, que solo funciona para subir).

La reforma deberá además comunicarse a Europa, ya que fue sufragada con fondos europeos (ayer no se confirmó si cabe la posibilidad de perder este dinero). De momento no existe fecha para comenzar la actuación. Primero, tal y como les ha detallado Salaya a los comerciantes, "es necesario presupuestarla, buscar financiación y sacarla a concurso".

El ayuntamiento no ha querido este martes avanzar ningún detalle en cuanto al informe de la oficina de accesibilidad y emplazó a este miércoles para informar sobre el mismo. Sí decidió, no obstante, reunir de urgencia a los comerciantes de la zona para informarles sobre el parecer de la Otaex y acordar con ellos la mejor manera de abordar la obra, con el objetivo de hacer el menor daño posible. A la misma acudieron el alcalde, Luis Salaya, y la concejala de Comercio, Mari Ángeles Costa. Los empresarios fueron claros: «Lo único que le hemos pedido es que no se cierre la calle», afirmó Diego Bravo, uno de los empresarios, a la salida de la reunión, que se celebró en el Palacio de la Isla.

¿QUÉ DECÍA LA JUNTA? / La Dirección General de Accesibilidad, tras evaluar el resultado, concluyó que el proyecto incumple la orden VIV/561/2010, de 1 de febrero, por la que se desarrolla el documento técnico de condiciones básicas de accesibilidad y no discriminación para el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados. En Alzapiernas, por ejemplo, comprobó que las rampas tienen pendientes superiores a lo permitido, del 22, 23 y 25% dependiendo del tramo; cuando los límites legales son del 8 o el 10% según la longitud de la calle. Que no cuenta con pasamanos a doble altura (para personas en sillas de ruedas) y que en algunos tramos se ha colocado solo a uno de los extremos.

En cuanto a las escaleras convencionales el informe afirma que tampoco cumplen por no estar bien señalizados los peldaños. Y las mecánicas son más estrechas de lo permitido.

En Sánchez Varona el principal problema también es la pendiente de la cuesta, en este caso del 17%. Tampoco tiene barandillas a doble altura a ambos lados. Y en Zurbarán el ancho de la calle no se ajusta a la normativa: Tiene 1,50 metros cuando lo mínimo es 1,80; además algunos de sus tramos superan los 10 metros, el máximo permitido. El informe criticaba asimismo la actuación realizada en Parras. En esta calle solo se modificó un tramo para ampliar el acerado, pero tras la reforma tiene 1,38 metros cuando debería medir 1,80, límite legal que permite el cruce de dos sillas de ruedas.

El cuento de nunca acabar

Prácticamente desde que se abriera Alzapiernas, las obras no han parado. Los trabajos para instalar una escalera mecánica y para, supuestamente, convertir la calle en una más accesible, duraron más de ocho meses, debido a que sufrió varios parones por los hallazgos (ninguno resultó ser de gran importancia patrimonial). Durante ese tiempo la vía, uno de los principales accesos a la ciudad monumental por el que se calcula que pasan al año 900.000 personas, estuvo cerrado. Esta situación provocó importantes pérdidas económicas a los comerciantes y hosteleros, que se vieron obligados a prescindir de parte de su plantilla porque no podían pagarlos.

Finalmente el ayuntamiento tomó la determinación de parar la actuación desde Semana Santa hasta después de la feria (un mes aproximadamente) para permitir el acceso de turistas. Fue necesario construir una pasarela para tapar la calle, lo que supuso un sobrecoste de 28.000 euros.

La obra de Alzapiernas terminó en septiembre y solo un mes después regresaron las máquinas. Esta vez para renovar el cableado eléctrico, no solo en este espacio, sino también en Paneras. Esta actuación ha durado mes y medio. Pero es que, una vez que esta concluyó, a los tres días volvieron a abrir la vía. Fue la semana pasada. Esta vez la zanja se realizó en la calle Moret, justo al inicio de la cuesta, para introducir unas tuberías de abastecimiento de agua que se habían olvidado cuando se ejecutó el proyecto para instalar la escalera mecánica. Ahora, aunque parezca una broma, volverá a levantarse.