El cuadro del estado del remanente de tesorería del ayuntamiento al cierre de cada año es una radiografía de la situación económica de la entidad local porque es resultado del último año liquidado y de los anteriores. El último cuadro, hecho al cierre del ejercicio de 2018, nos da una administración que tenía pendiente de pagar deudas de obligaciones por importe de 14,9 millones y con derechos aún por recaudar por valor 26,9 millones, pero de estos 11,1 son de dudoso cobro al aplicar la ley de Haciendas Locales, por lo que no cuentan. Además nos muestra una administración con fondos líquidos por 21,9 millones y con importes condicionados para financiar gastos concretos por valor de 12,6 millones. El resultado es que sumando derechos (26,9 millones) y fondos líquidos (21,9) y restando cobros realizados pendientes de aplicación (1,2), deuda (14,9), financiación afectada (12,6) y saldos de dudoso cobro (11,1) da un remanente de tesorería para gastos generales de 8,9 millones.

Cerrar con un remanente positivo permite generar crédito en los presupuestos para financiar modificaciones, como pasó en 2018, cuando se destinó más de dos tercios del remanente al cierre de 2017 para pagar deuda.

Del último año destaca la reducción de la deuda pendiente de pago, queda en 14,9 millones. Al cierre del 2016 era inferior (11,1 millones), pero la diferencia es que la deuda pendiente de aplicar al presupuesto, valor que no se tiene en cuenta para el cálculo del remanente, es ahora prácticamente cero, solo de 10.456 euros, cuando en los últimos años no bajaba de los 3 millones y al cierre de 2016 era de 5,5 millones.

Esta deuda es la que nace de obligaciones del ayuntamiento (concesiones, consorcios, bienes...) que están recogidas en el presupuesto o pendientes de aplicar al mismo y de las operaciones no presupuestarias (en 2017 la mayor partida de este apartado era los ingresos pendientes al organismo de recaudación de la diputación). El total de esta deuda al cierre de 2018 era de 14.931.517, la cantidad más baja de los últimos años.

Además de este débito por obligaciones comprometidas y pendientes está la deuda de las operaciones de crédito pendientes de su amortización anual en los años pactados con las entidades. Al cierre de 2018 quedaban pendientes de amortizar 19,4 millones de cinco operaciones de crédito.