De mes y medio a dos meses. Los cálculos del concejal de Infraestructuras, Víctor Bazo, siempre han fallado cuando de la obra de la calle Alzapiernas se trata. Una actuación con mal fario que ahora sitúa su finalización para después del verano. La Semana Santa, el Womad y la feria obligaron a detenerla y a colocar una pasarela para facilitar el paso. Ayer el ayuntamiento daba por retomada la instalación con la retirada de esa rampa y la reanudación de los trabajos para poner en marcha en ese tramo unas escaleras mecánicas indudablemente marcadas por la polémica. Bazo confirmó por la mañana que las actuaciones se retomaban, pero lo cierto es que a mediodía no había ni rastro de los obreros ni de las máquinas.

La colocación de esta provisional pasarela de hormigón para garantizar el tránsito de la calle Parras a la de Moret durante los grandes eventos de la primavera cacereña han supuesto un sobrecoste de más de 25.000 euros. Desde que el proyecto comenzara el pasado mes de diciembre, los trabajos han sufrido tres parones, lo que ha incidido de manera negativa en los comerciantes y hosteleros de la zona. Las pérdidas les han obligado a despedir a parte de la plantilla. La aparición de canalizaciones ocultas bajo el terreno fue el motivo por el que se paralizaron los trabajos.

Ahora la polémica en Alzapiernas vuelve a agudizarse con la posibilidad de que la Junta de Extremadura pueda sancionar al ayuntamiento por incumplir la normativa de accesibilidad en las obras tras la denuncia interpuesta por un particular. Ayer, el concejal volvió a incidir en su argumentario sobre este extremo, y es que desde el ayuntamiento «no se ha quitado en esa calle la accesibilidad» porque antes de las obras «tampoco era accesible».

Bazo añadió: «Nosotros hemos intentado mejorar la accesibilidad en esa calle» y recordó que la vía tiene un desnivel de seis metros en un espacio reducido por lo que la accesibilidad se ha buscado en otras alternativas y «no en la propia calle». Bazo repitió lo dicho durante meses por el ayuntamiento, que «cuando no se llega al cien por cien de accesibilidad en una zona, se intenta llegar al mayor número de personas posibles y eso es lo que se pretende. Se trata de mejorar las condiciones de la calle para hacerla más cómoda».

Ya en abril del 2018, la propuesta del equipo municipal de gobierno de instalar unas escaleras mecánicas en la calle Alzapiernas estaba siendo tan polémica entre los colectivos de discapacitados de la ciudad que uno de sus representantes, Narciso Martín, de Aspace (Asociación de Parálisis Cerebral de Cáceres), planteó la sustitución de esta instalación que costará 400.000 euros por un ascensor que, a su juicio, posibilitaría la accesibilidad universal a este nuevo espacio que prevé la conexión con la plaza de Obispo Galarza desde la plaza Mayor. La obra se realiza con cargo a los fondos europeos Feder y cuenta con los votos en contra de toda la oposición. El representante de Aspace volvió a plantear el ascensor durante el encuentro que su asociación, además de la de la Once y Concemfe, mantuvieron con el portavoz socialista en el ayuntamiento, Luis Salaya. No lograron su objetivo.