El centro penitenciario de Badajoz empezó a aplicar el programa para la rehabilitación de presos por delitos sexuales en 2014, y en esa primera edición contó con la participación de 14 presidiarios. El año pasado comenzó una segundo programa con una decena de reclusos. «Surgió por la imperiosa necesidad de que los delincuentes sexuales internos tuvieran una programación consistente, fundamentalmente, en terapias psicológicas, psiquiátricas y de apoyo para controlar los frenos inhibitorios y que la tendencia a reincidir en estos delitos sea menor», explicó Juan Calixto, fiscal jefe de la capital pacense, a este periódico en noviembre del pasado año. Dijo, además, que nacía «con vocación de continuidad».

«Si este tipo de delincuentes reinciden, lo único que se consigue es retirar de la circulación durante un tiempo a unas determinadas personas». Entendía el fiscal jefe de Badajoz que la solución no resultaría satisfactoria desde el momento en el que la pena no solo debe de tener un fundamento en el castigo, sino también en la rehabilitación de quien la sufre. «En los delitos sexuales hay otra vertiente muy importante, que es la prevención», añadió.

Precisamente, Juan Calixto, durante su toma de posesión como fiscal jefe de Badajoz, insistió en la necesidad de implantar programas en las prisiones que permitieran la rehabilitación. «Me preocupa mucho el mundo penitenciario, tratar de que el centro penitenciario pueda servir para que aprovechen la oportunidad de que una vez que salgan no vuelvan a entrar». J. I. M.