En el año 1876 Alexander Graham Bell recibió la patente del teléfono, lo que supuso un cambio en la historia. A raíz de ello nunca se ha dejado de avanzar en la tecnología de la telefonía. Cien años más tarde llegó el teléfono móvil y fue en la primera década de los 2000 cuando aterrizó el smartphone, una manera de mantener conectados en todo momento a los usuarios con el teléfono a través de Internet. A día de hoy, ¿quién no tiene un smartphone? En una barriada de la capital cacereña, pese a que los vecinos cuentan con un smartphone, parecen vivir en la era de Graham por no poder prescindir del teléfono fijo.

En Cáceres el Viejo no hay cobertura aunque ya han pasado más de 15 años de la creación del barrio. La barriada cuenta con 3.114 habitantes y esta situación afecta al 70%, según un estudio que hicieron desde la Asociación Vecinal Urbanización Cáceres el Viejo el pasado año. Los vecinos ya han intentado en repetidas ocasiones solventar este problema con sus teleoperadores de telefonía. Sin embargo, aún no le han ofrecido solución. Desde el principio se pusieron en contacto con el ayuntamiento para darles a conocer la situación. «Todos los alcaldes se comprometieron y se han comprometido --refiriéndose a Salaya-- a intentar hablar con las compañías de teléfono y que incrementen la cobertura. Esto es primitivo, vivimos en la prehistoria», explica Raúl Pérez, representante de la asociación vecinal de la urbanización.

Un asunto que trae cola

El problema se agudiza, aún más, en el interior de las casas. «En el salón y en la cocina es imposible llamar», relata. Además, en caso de tener que hacer una llamada por el teléfono móvil la mayoría de vecinos se ven obligados a tener que asomarse por la ventana para ello o, en algunas ocasiones, salir a la calle. Por ello, a raíz de conocer la noticia de que los teléfonos fijos van a desaparecer, debido a su desuso, según cuenta Raúl Pérez, la necesidad de utilizarlos aún existe en Cáceres el Viejo. «Si nos quitan los fijos, que nos den cobertura y arreglen la red móvil. No podemos estar incomunicados en pleno siglo XXI».

«Llevo 10 años residiendo aquí y no tenemos cobertura desde entonces», relata Juan Manuel Fernández, vecino de la barriada. Su situación es especial ya que es su empleo el que le obliga a estar pegado a un teléfono móvil y a trabajar con él hasta en su hogar. Cuando se encuentra en casa le es difícil recibir llamadas al teléfono de la empresa y el problema empeora. «Trabajar con el móvil a veces se hace imposible. Aparecen muchas contingencias que no puedo resolver, entonces cojo el coche y salgo casi del barrio», explica. Por ello, Fernández asegura que si les quitan los teléfonos fijos sería como vivir en un pueblo apartado de la ciudad y de otro siglo. «Estaríamos incomunicados por completo», zanja.

«No es que ahora no haya cobertura, es que no la ha habido nunca», cuenta Nuria Bazaga, otra vecina del barrio. Que además recalca que el número de familias que allí vive es alto y, según ella ha podido saber, afecta a la totalidad del barrio. La cacereña no cuenta con teléfono fijo y ha sido en estos últimos años cuando se ha planteado comprarlo por necesidad. «Al final nos apañamos, aunque en algunas situaciones me ha tocado salir a la calle a poder tener algo de cobertura», sostiene. «Además, es que el teléfono fijo debería extinguirse y no convertirse en algo necesario. Mi familia, que vive también en Cáceres el Viejo, tiene fijo porque no le queda otra», apostilla.