A diario pasan muchos trenes por Aldea Moret, pero de momento ninguno se detiene para trasladar definitivamente al barrio a su futuro. Es cierto que durante los últimos años se han financiado restauraciones millonarias de los viejos edificios mineros, que esperan convertirse en centros sociales y económicos innovadores. También ha comenzado a tomar forma la urbanización Sierra de San Pedro (Río Tinto), con 2.000 viviendas proyectadas, y los restos de arqueología minera han sido declarados Bien de Interés Cultural. Hay un nuevo acceso por el sur, un museo minero, se ha reformado el eje central del barrio (avenida de la Constitución) y se ha creado un moderno polideportivo... Pero la incidencia real de estas obras aún está por conocerse y tres de las grandes asignaturas pendientes, seguridad, mejora social e integración en la ciudad, siguen en el aire.

"Más trabajo social y menos infraestructuras". Así se lo han pedido los propios vecinos a la nueva alcaldesa, Elena Nevado, en una carta remitida por la Asociación Socio-Cultural Aldea Moret. Saben que los proyectos urbanísticos son indispensables para reflotar el barrio, y de hecho el barrio los agradece. El Embarcadero, el Centro de Empresas Innovadoras, las electrolineras... todos ellos crearán un flujo de personas hacia este distrito que facilitarán su integración. "Pero es prioritario poner en marcha una auténtica dinamización social que implique a los vecinos", recuerda la asociación. Porque el desarrollo de grandes edificios e iniciativas, por sí solas, no mejorarán los problemas de aislamiento y convivencia en la zona.

Intentos ha habido muchos. Desde 2004 se han anunciado hasta siete planes integrales para sacar al barrio de su situación, basados en políticas tantos sociales como urbanísticas. Pero de momento, o no han prosperado, o se ha quedado cortos. Las promesas se han sucedido: un palacio de congresos, un museo de la ciencia, un espacio de creación joven, un poblado minero restaurado con criterios de vanguardia, pozos de mina abiertos al turismo... A día de hoy, las propuestas reales sobre la mesa son menores y se centran en vivienda, seguridad, un nuevo plan de barrios y la auténtica puesta en marcha de las naves mineras. Es cierto que abordan problemas clave, pero también es cierto que la mayoría están de momento en fase de proyecto:

CHEQUEO A LAS VIVIENDAS

En los años 80, la masiva política de realojos transformó el perfil de Aldea Moret. Pasó de ser un pequeño barrio de antiguos trabajadores de la mina a convertir su parte oeste en el núcleo de mayor conflictividad social. Desde entonces se han sucedido los abandonos de los pisos de VPO, las ocupaciones ilegales y los desahucios (comenzaron en 2006). Las instituciones siempre han mantenido que una buena parte del problema se solucionaría con la regulación de todas las viviendas. De hecho, el ayuntamiento acabó desalojando el Bloque C hace dos años, principal zona cero del barrio, y la actual concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera, asegura que en estos momentos se estudia la situación de los pisos de los bloques A y B, ambos también de titularidad municipal, para regularizar su situación, es decir, para poner orden y que cada vivienda tenga su situación en regla y sus papeles al día.

El ayuntamiento es propietario de 461 viviendas en Aldea Moret. "Constituyen una prioridad en nuestra política social, pero se trata de un tema muy delicado, muy complejo, que hay que abordar desde distintos frentes. En ello estamos", afirma la edil. Respecto al Bloque C, de momento no se ha desvelado su uso futuro tras descartarse opciones como un geriátrico o un centro de discapacitados.

Por su parte, la Junta de Extremadura, propietaria de la mayor parte de los inmuebles sociales de la zona, no ha querido pronunciarse sobre su política de viviendas en la barriada. La última actuación conocida se llevó a cabo en 2010, cuando por primera vez se desalojó y reformó íntegramente un bloque de propiedad pública en el número 11 de la calle Lucas Burgos Capdevielle, con el fin de normalizarlo y regularizarlo. Los 25 pisos se habían estrenado hacía solo quince años, pero su mal estado obligó a una rehabilitación completa que supuso un gasto de 1,2 millones de euros. Una vez listos, volvieron a adjudicarse a nuevos inquilinos y llevan en torno a medio año ocupados.

UNA OFICINA POLICIAL

La principal demanda del barrio es, desde hace largos años, la dotación de mayor seguridad, pero nunca ha obtenido respuesta. En 1996 se anunció la creación de un cuartelillo de la Policía Nacional y Local, en 1999 se dijo que era "inminente" y en 2005 se informó de que era "inmediato". Pero meses más tarde, Gobierno y ayuntamiento descartaron el proyecto. Incluso la pequeña oficina de la policía local de Aldea Moret se cerró en 2003 y desde entonces ha permanecido varias temporadas inactiva, pese a que también hubo promesas para abrirla las 24 horas. En 2004, los vecinos llegaron a recabar 13.000 firmas para pedir al Gobierno un plan de choque.

Hace dos meses se desveló un proyecto de mayor envergadura: la transformación de la oficina en una subinspección de la policía local con una dotación aproximada de 30 agentes, abierta día y noche. Además de ejercer un mayor control en Aldea Moret, atendería los distritos próximos permitiendo una división de la ciudad en zonas para organizar la acción policial.

Sin embargo, el ayuntamiento acaba de descartar también este proyecto debido a "la falta de personal suficiente para acometerlo", según explicó a EL PERIODICO el concejal responsable de la policía local, Valentín Pacheco. La intención ahora es reabrir la oficina como punto de información para los vecinos durante el día, es decir, para facilitar algunos trámites (denuncias, quejas, propuestas...), pero no como subinspección autónoma. "Con el personal que tenemos sería imposible. Habría que aumentar la plantilla en 30 o 35 agentes", precisó el edil. Aun así, Pacheco no descarta el proyecto en un futuro, no ya solo por las necesidades del barrio, "sino porque Cáceres crece y hay que establecer divisiones", indica.

La fecha para reabrir la oficina policial tampoco se ha concretado, aunque se prevé ponerla en marcha en 2012 tras el acondicionamiento de las instalaciones, situadas en Río Tíber, ya que llevan casi dos años cerradas.

NUEVO PLAN DE BARRIOS

La seguridad y la regularización de todas las viviendas son dos pilares básicos para la recuperación de la barriada, pero existe un tercero igualmente decisivo: la intervención directa con los vecinos mediante proyectos de formación, empleo, convivencia y cobertura de necesidades básicas. Además de la acción de los servicios sociales, hasta ahora estos frentes se han venido atendiendo a través del Plan de Barrios, cuyo segundo programa bianual (2008-2011) acaba de llegar a su fin con un maratón de actos y talleres en la barriada.

No obstante, la concejala de Asuntos Sociales, Marisa Caldera, asegura que este plan tendrá una nueva edición debido a su importancia para las zonas especialmente vulnerables. En realidad se trata de un programa regional promovido por la Junta de Extremadura, que en el caso de Cáceres se aplica mediante un convenio con el ayuntamiento, cofinanciado por el Fondo Social Europeo. "No queremos que haya barrios de primera y de segunda, todos deben ser iguales. Y eso es posible con esfuerzo, concienciando a los ciudadanos, trabajando con ellos y con su implicación", explica la edil.

Además, en su medio año al frente del ayuntamiento, el nuevo equipo de gobierno ha constatado que la primera necesidad de Aldea Moret "es que se escuche a sus vecinos", señala Marisa Caldera. "Quieren hablar, exponer la situación del barrio, sus propuestas... Por ello, vamos a hacer un chequeo consultando al ciudadano de a pie", anuncia.

CENTROS DE VANGUARDIA

También está pendiente la puesta en marcha efectiva de los dos grandes edificios mineros rehabilitados en los últimos años: Embarcadero y Garaje 2.0. No están exclusivamente enfocados a la regeneración social de Aldea Moret, pero la intención, desde que se proyectaron ambas restauraciones, es que su actividad sirva a la vez de impulso a toda la zona, atrayendo nuevo flujos de personas hacia el barrio.

El Embarcadero se inauguró el pasado mes de marzo tras un desembolso de 6 millones de euros y casi una década de proyectos y obras. Pretende una triple dinamización tanto para el barrio como para el resto de los cacereños: cultural, social y económica. Las dos primeras ya están en marcha con numerosas actividades desde hace meses. En cuanto a su objetivo empresarial, el gobierno municipal ultimará próximamente el pliego administrativo (ya está listo el pliego técnico) para sacar a concurso los veinte despachos del edificio Embarcadero, que serán ocupados por empresas de carácter tecnológico e innovador y de economía social, a cambio de un alquiler mensual de 8 euros por metros cuadrado. Esa cuantía también les dará derecho al uso de los servicios comunes (salas de reuniones, auditorio...).

El proyecto del Garaje 2.0 ha convertido el antiguo almacén de superfosfatos en un centro de empresas innovadoras a la vanguardia del país por diseño y contenido, tras una inversión de 3,6 millones. En su interior se podrán asentar medio centenar de empresas relacionadas con las tecnologías y la creación. Hasta que no acabe de instalarse el equipamiento --fase actual--, no saldrán a concurso los despachos por un procedimiento similar al Embarcadero.