El Barrio se convirtió anoche en un ciclón que desplegó toda la fuerza del flamenco moderno ante más de 8.000 espectadores en el recinto hípico, según el balance ofrecido por los organizadores. El cantante gaditano enamoró desde que pisó el escenario, poco antes de las 22.30 horas, a un público entregado y dispuesto a disfrutar de una magnífica noche de verano.

Con camiseta y pantalones negros, dos pendientes brillantes y el sombrero que le ha hecho diferente, el Selu demostró con su primer puñado de canciones --Vientos de otras tierras o Buena, bonita, barata -- lo fácil que fue darle gusto a sus fieles. La puesta en escena, con media docena de músicos sobre las tablas, también acompañó al espectáculo, todo un acierto de Caja Duero, responsable del evento. En apenas media hora, El Barrio ya había conseguido hacer vibrar a los que pisaban la arena del hípico y levantar a los que también cubrían por completo los graderíos del recinto.

El segundo gran concierto del verano, tras la escasa acogida a Juanes de hace solo nueve días en el mismo recinto con solo 2.200 espectadores, demostró, una vez más, que la música sirve para mezclar a públicos diferentes y generaciones distintas. Anoche era curioso observar cómo los matrimonios coreaban las canciones, igual que hacían los jóvenes universitarios que convirtieron la cita en una fiesta de fin de curso.

El fenómeno de El Barrio, con más de 60 conciertos programados para este año, reafirma la vigencia del flamenco como uno de los géneros de prestigio en la música nacional. Eso sí, hace falta atrevimiento y valentía para fundirlo con guitarras eléctricas, percusiones y teclados sin descafeinar el sonido. La demostración que hizo anoche el artista de Cádiz y la respuesta del público confirman el éxito de la propuesta. La clasificación de cachés actuales pone a El Barrio y Extremoduro en cabeza con cifras mareantes que pueden rondar los 300.000 euros por concierto.

Desde que las puertas del recinto se abrieron poco después de las ocho de la tarde, el magnífico ambiente anunciaba una noche para guardar en el libro de las citas musicales del año. Sombreros negros como el del artista, convertidos en la nueva moda para la noche, largas colas para acceder al recinto y muchas ganas de poner el broche al mes con un evento que no pasó de los 24 euros en taquilla. ¿Quién habló de crisis?

AGRADECIDO Entonces llegó él, con esa mirada profunda que descubrían los primeros planos en dos grandes pantallas instaladas a cada lado del escenario. Afeitado a la perfección, no olvidó su agradecimiento con acento andaluz a Extremadura, una tierra, dijo, "donde me siento como en casa". Y es que el Selu sabía que, antes de la fama actual, también creció en otros escenarios de la región.

Su apuesta le ha salido bien. La imparable trayectoria de El Barrio viene avalada por el paso por los tablaos hasta dejar la guitarra para triunfar en los escenarios. No olvida sus raíces --lo demostró tocando palmas y cantando con el único acompañamiento de la guitarra--, pero también tiene claro que en el mercado no se vive de lo que otros ya han descubierto.

Satisfecho y mezclado entre el público, José María Asenjo, director de la Obra Social de Caja Duero, era la cara de la alegría. Los datos lo confirman: 11.200 entradas a la venta, 8.000 vendidas. No paraba de recibir felicitaciones de unos y otros.

Mientras tanto, elSelu seguía mirando de frente en el escenario, colocándose el sombrero con disimulo para ocultar la cabellera. Si cantando dijo "llevar un letrero en su cara vendiendo su alma", el público que tuvo la suerte de escucharle anoche en el recinto hípico se quitó el sombrero ante una de las figuras musicales del momento.