Desde que en el mes de marzo del 2001 se anunciase la desaparición del Cimov, muchas han sido las vicisitudes hasta llegar al pasado lunes cuando se anunció, por Bono e Ibarra, que en el 2006 se instalará en la base un regimiento de ingenieros.

Algunos hemos sentido en este tiempo soledad e incomprensión en nuestro afán por lograr la continuidad de la base. Hoy esa continuidad está comprometida por el Gobierno, como pudo hacerlo antes del 14-M, pero no se quiso.

La buena noticia es doble por la continuidad deseada y porque la unidad que se instalará es técnica. Ya sea un regimiento convencional (zapadores, pontoneros...) o de transmisiones, sus misiones requieren de una especialización que da a su personal una cualificación profesional importante. Para los jóvenes extremeños va a ser una oportunidad única de encontrar un trabajo en el que adquirir una formación técnica con posibilidades laborales (manejo de maquinaria pesada o de instrumentos de ingeniería con salida laboral en el sector de obras públicas o la utilización de equipos y materiales sofisticados de transmisiones e informática).

Aquellos jóvenes que quieran acceder a las Fuerzas Armadas durante un tiempo adquirirán una formación y experiencia que les permitirá encontrar un buen empleo, mientras que aquellos que decidan continuar en el Ejército podrán acceder a empleos superiores, incluidos los cupos reservados para suboficiales o de acceso a la Guardia Civil.

La continuidad de la base es una gran noticia que debe alegrar a todos los cacereños y extremeños, ya que la unidad que se instalará en Cáceres complementa técnicamente y da un valor añadido a la dotación existente en la base de Bótoa. Podemos decir que en Extremadura dispondremos de una dotación militar de gran importancia, que reportará inversiones de Defensa.

Enhorabuena, por tanto, a quienes han trabajado por la continuidad del uso militar de la base. Y a quienes han tomado la decisión, gracias.