"Las cigueñas son las peores enemigas de la red eléctrica. Y, además, son muy listas". Esta afirmación procede de un responsable de mantenimiento de Iberdrola en la región, acostumbrado a buscar soluciones contra el daño real que provocan estas aves en el suministro. "Si pones medios en una torre, ellas buscan otra en la que hacer su nido", reconoce.

Un paseo por las torres de las líneas situadas en el entorno de la capital cacereña deja bien claro el esfuerzo de la compañía eléctrica por frenar legalmente a las cigüeñas. Sólo en las Capellanías se han instalado mecanismos en alrededor de 60 torres para evitar que las cigüeñas aniden. Antinidos tipo paraguas o aisladores de mayor diámetro son comunes en las calles de esta zona industrial. La explicación es bien sencilla: un simple nido en construcción sobre una torre puede provocar un microcorte de luz si el ave toca la línea eléctrica y que además puede provocarle una muerte segura en la mayor parte de los casos.

Por esta razón, Iberdrola ha probado diferentes sistemas que garanticen la calidad del servicio y la vida de las cigüeñas. Desde las torres con crucetas tipo bóveda para alejarlas lo más posible de cables hasta el aislamiento de los cables con material especial para evitar que se electrocuten. Otras soluciones pasan por instalar aisladores circulares de vidrio transparente que apartan del contacto con las líneas a las cigüeñas. Otros aisladores metálicos evitan que una defecación, en apariencia inofensiva, cause un microcorte en la red.

En la búsqueda por combatir con concesiones al mayor enemigo de Iberdrola, la compañía ha probado con un nuevo modelo de torre, más inclinada para que un nido no pueda mantenerse en equilibrio. Esta opción se ensayó durante varios meses en el centro de recuperación de aves de Sierra de Fuentes para conocer el comportamiento de las cigüeñas, con el fin de comprobar que para una de mediano tamaño sea imposible posarse y evitar su electrocución.

La reeducación

Otra alternativa para evitar anomalías es la educación. La compañía eléctrica viene realizando estudios desde el 2003 para habituar a las cigüeñas a realizar los nidos fuera de los tendidos eléctricos. Técnicos de la compañía, en coordinación con Medio Ambiente, trasladan a los cigüeñinos cuando tienen entre uno y dos meses de edad, a nidos artificiales o árboles cercanos para que cuando sean adultos aniden en otros de tipo similar. A pesar de ello, reconocen la dificultad para que las cigüeñas cambien sus hábitos. Sólo la ausencia de vertederos frenaría el daño.