THtubo épocas en las que esta bonita palabra del castellano más castizo, servía para designar conceptos revueltos, mezclas de palabras y expresiones que no acertaban a decir nada porque no concretaban ni distinguían las nociones u objetos que querían describir. Un 'batiburrillo' era algo incomprensible que ponía de manifiesto la ignorancia o despiste de quien lo empleaba en sus argumentaciones. Una forma más escogida de etiquetar igualmente a un discurso enrevesado, incomprensible, ilógico y estúpido, era calificarlo de 'galimatías'; como, al parecer, lo hacían los ensayistas ilustrados cuando se tropezaban con escritos o razonamientos que no era posible entender por la mezcolanza de palabras insulsas, descontextualizadas, que se contradecían unas a otras.

Aunque algo más antigua en la Historia, en Castilla también había una voz muy propia para designar un concepto parecido: 'algarabía'; formas de hablar popular en donde se mezclaban términos romances con hebreos y árabes, hasta formar un lenguaje muy sonoro, incomprensible, con palabras de difícil grafía y pronunciación; que, además, en los mercadeos vecinales de las aldeas, se hablaba a voces, chillando, tanto para anunciar los productos que cada uno vendía, como los regateos sobre el precio, hasta que se llegaba a un acuerdo.

En frecuentes ocasiones me parece estar escuchando en las calles, en los comercios, en la TVE y en todos los medios de comunicación, una especie de 'batiburrillo' enrevesado e incomprensible; que se parece mucho a un 'galimatías' y termina siendo una 'algarabía' chillona y destemplada, sobre asuntos poco comprensibles de la política actual, de dentro y de fuera de España, de Cataluña, de la Unión Europea o sobre los conflictos interminables del Oriente Medio, intentando explicarnos nociones complejas, que el propio orador apenas entiende y no es capaz de explicarnos con una aceptable claridad.

Un 'batiburrillo' de notables dimensiones es el que están montando en Cataluña los diversos sectores independentistas o separatistas, para explicar, con razones del siglo XVIII, sus aspiraciones regionales para el siglo XXI. Unos, Junts pel si, son los antiguos 'convergentes' que cooperaban con los gobiernos de Madrid y hacían posible la gobernabilidad de toda España; otros, los 'antisistema', 'anticapitalistas' y 'antípodas' de toda la nación; que aunque solo sean unos 3.000 -- mal contados-- traen en 'jaque' a siete millones de honestos catalanes. Quienes, en su inmensa mayoría, viven muy a gusto en el amplio solar de nuestro país, donde ocupan un lugar destacado en la economía nacional, en la cultura, en el arte, en el deporte y en todos los campos o actividades en los que España goza de cierto eco colectivo.

Este 'galimatías' incomprensible solamente cuenta con los avales de algunos personajes de tragicomedia, muy hábiles en 'cambiar de vestimenta' y en 'apuntarse a un bombardeo', si fuera necesario, para conseguir y mantener el poder; aunque solamente sea en un pequeño 'reino de taifa'. Contando con idiomas tan comprensibles, ¿Para qué queremos 'batiburrillos'?.