Con solo 62 habitantes en el censo del INE de 2018, Campillo de Deleitosa es el municipio menos poblado de Extremadura tras haber perdido el 92% de sus vecinos desde 1950. La edad media supera los 70 años y solo hay un niño de 3 años en toda la localidad, después de que la única familia con tres hijos se marchara al Jerte. Por eso, lo que ocurrirá este domingo será un auténtico acontecimiento. La señora Delia ya prepara sabrosas roscas, la señora Juanita se pondrá sus mejoras galas y el sacerdote está regresando de un viaje para oficiar semejante ceremonia. El pequeño Óscar Gómez recibirá el agua bendita en la pila de bautismo de la iglesia de San Sebastián, algo que no sucedía en Deleitosa desde hace al menos una década.

Los abuelos del niño en cuestión tuvieron que emigrar a Francia. Allí nacieron sus hijos y sus nietos, uno de ellos Óscar Gómez, cuyos padres han querido que vuelva a sus raíces familiares a la hora de recibir el sacramento. «Para nosotros es de verdad una alegría, estamos ilusionados porque durante muchos años no hemos vuelto a estas costumbres», explica Delia Rivero, que a sus 76 años preside la Asociación de la Tercera Edad de Campillo de Deleitosa, colectivo capaz de dinamizar al pueblo y de recuperar tradiciones como el baile del ofertorio en la festividad del Dulce Nombre de María, patrona del lugar. «Si no lo hacemos nosotros... ¿Quién lo va a hacer?», comenta Delia muy dispuesta, implicada en los preparativos junto con otros vecinos, que hoy mismo quiere quedar listas medio centenar de roscas de aguardiente y naranja para repartir tras el bautizo.

Era la costumbre: entregar una rosca a cada niño del pueblo que estuviese en la iglesia después de estas ceremonias. La abuela del infante, que ya ha regresado al municipio, también preparará unas floretas de rechupete. «Repartiremos los dulces a todo el pueblo, porque aquí los niños ya tenemos de 70 años para arriba», ironiza Delia divertida. Y además se lanzarán los típicos caramelos y monedas a la salida del bautizo, que será a las 10.00 coincidiendo con la eucaristía dominical. «Lo que veo peligroso es agacharnos a por ellos... a ver quién nos levanta luego», sonríe jocosa.

Vida en el estío

Será además un evento «internacional» porque llegará familia de Francia y Colombia, patria de la madre del pequeño Óscar. Pero además el pueblo tiene estos días muchas de sus casas abiertas por el estío, que hace retornar a numerosos vecinos dispersos. «Se respira vida...», comenta Delia complacida. Campillo de Deleitosa está de enhorabuena y se consagrará el domingo a sus mejores tiempos, mientras espera un giro en esa España olvidada que vuelva a traer la risa de los niños.