De todos es sabido, que el tiempo corre a diferente velocidad según quién sea el que mire el reloj y según sean las circunstancias que le acompañen en ese momento. Aunque nuestros matemáticos estipulasen una medida temporal universal para contabilizar las horas y los días, sabemos, por experiencia propia, que hay segundos que pasan como horas, y meses que pasan en segundos.

De este modo, a algunos de ustedes hoy al levantarse y mirar la fecha, les habrá parecido que el 2013 pasa a su lado rápido, sin apenas detenerse a descansar. Muchos desearán que así sea, y entre recorte y recorte del Gobierno, cruzan los dedos para que las tijeras de nuestros dirigentes cobren vida propia, y por descuido, directamente recorten uno o dos los meses en el calendario anual, pudiendo así ahorrarse pagar la luz, el agua, el gas o simplemente el pan.

¿Se imaginan? "Españoles, este año hemos decidido saltarnos los meses de septiembre y octubre , y haremos la vista gorda en lo que a impuestos se refiere". Más de uno lo agradecería, y aunque suene a oferta de turno en el comercio de moda --"Venga a los meses de oro del Estado español"--, tal y como está el mundo, ni siquiera sería algo descabellado. Siguiendo con esta utopía, cuánto mejor que los meses a "ofertar" fueran los correspondientes a las épocas festivas del año, periodos de gastos inevitables, para los que nuestros bolsillos cada vez tienen un fondo menor. Hoy, 24 de mayo, nos encontramos inmersos en el comienzo de uno de esos ciclos antes mentado: el denominado por mis colegas de profesión como el de la 'BBC' (bodas, bautizos y comuniones).

Y aunque este tipo de celebraciones se den a lo largo de todo el año, no es sino ahora cuando comienza una larga retahíla de ellos. Seguro que se han dado cuenta: los fines de semana nuestras calles se llenan de corbatas y chaqués; de tacones, pamelas y tocados; de pétalos y plumas volando en círculos entre niños con manoletinas de un color diferente al que tendrán una vez lleguen a sus casas.

Pero no se equivoquen, en la 'BBC' también se notan las tijeras: cada detalle es reciclado de eventos anteriores, luciéndose como si fuera la primera vez; los menús se reducen en precio, los invitados en número, y no por ello los protagonistas del día se sienten menos dichosos por ello.

Los recortes nos han hecho más selectivos para todo, cuánto menos en esta materia. Y es que cuando se trata de celebraciones, lo importante es saber con quién se quiere compartir la dicha, y rodearse de aquellos que sienten la dicha como propia. Algo que debería ser el 'ABC' de la 'BBC', y no siempre fue así.