Ha crecido en el palacio de Ovando, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad monumental, situado en la plaza de Santa María y que data del siglo XVI. A sus 76 años, Beatriz Muñoz de San Pedro, condesa de Canilleros, reside habitualmente en Madrid y pasa los veranos en este palacio: "Me gusta ir allí porque disfruto mucho del lugar", responde esta cacereña quien recuerda con cariño las fiestas familiares que han celebrado en este inmueble, una herencia de padres a hijos. La condesa afirma que, a pesar de las "muchas incomodidades" que tiene vivir en un entorno así, la experiencia merece la pena. Pero no es oro todo lo que reluce. "Todos los años tenemos que hacer obras en el tejado", señala. La fachada es otro de los problemas. La dificultad en obtener los permisos necesarios para su rehabilitación ha sido uno de los obstáculos que se ha encontrado.

El mantenimiento del palacio siempre ha corrido por cuenta propia: "Nunca hemos pedido ayudas a las instituciones para mantenerlo porque no nos ha hecho falta", subraya Beatriz Muñoz de San Pedro, quien recalca que nunca han recibido ninguna oferta para venderlo. Ni siquiera se ha planteado la posibilidad de alquilarlo con fines empresariales. "No sé si mis hijos podrán mantenerlo en el futuro, pero vivir allí en una tradición familiar", añade.

Ni siquiera darle un uso turístico atrae a la condesa, ya que ello obligaría a dotar al palacio de un sistema de seguridad y del personal necesario. Mientras tanto, una familia se encarga de cuidar el lugar donde Beatriz Muñoz San Pedro pasa sus horas de descanso con sus hijas. Sólo 300 kilómetros separan los jardines de El Retiro, cercanos a su domicilio madrileño, del sitio de su recreo en la parte antigua cacereño, que no quiere olvidar.