Belle Epoque, la sala de conciertos independiente de la calle General Ezponda, cambia de dueños. Yiyo Nieto, su propietario en los últimos 14 años y promotor musical con Mosquito, traspasó el viernes el local y se despidió de sus incondicionales porque "ya no podíamos más con la difícil situación de los horarios", declaraba ayer a este diario. Esperando a Christine fue el último concierto promovido por él en la sala, la de mayor antigüedad en Cáceres junto a El Corral de las Cigüeñas.

Las restricciones del horario de cierre de los bares hacían inviable económicamente el proyecto por más tiempo, según Nieto. "Ha sido muy difícil mantenernos y me da mucha pena, pero ha sido muy duro llegar a final de mes porque no recibíamos ayudas de ninguna clase para los conciertos", se lamentaba.

El local tiene licencia de bar, por lo que debe cerrar como máximo a las tres de la madrugada. "Era muy triste tener el bar lleno a las tres --relataba ayer-- y tener a la policía en la puerta a las tres menos diez para cerrarte el bar". Aseguró que había pedido al ayuntamiento 12 veces el cambio de licencia a café-concierto, pero "me la denegaban por ser zona saturada" según la ordenanza municipal.

NUEVO RUMBO Nieto, que ahora se centrará en la promoción y producción musical y de ocio con la productora Mosquito y una nueva asociación cultural Belle Art, cree que la sala dejará de ofrecer conciertos en directo. En su opinión, los nuevos empresarios "pretenden captar otro tipo de clientes y no va a seguir la trayectoria que ha tenido hasta ahora".

Sin embargo, Santiago Nevado, uno de los dos nuevos socios de la sala, anunció ayer a este diario que la intención es "continuar con la música en directo, igual que hasta ahora".

De hecho, la sala seguirá por supuesto abierta al público y mantendrá el nombre con la que se ha dado a conocer en el circuito de música y cultura independiente nacional. Su propuesta ha estado centrada siempre en grupos, estilos y expresiones culturales que han ido más allá de la música, como los cortometrajes o exposiciones.

En verano del año pasado, la sala sufrió la primera remodelación en 12 años y suprimió los conciertos gratuitos para poder afrontar el gasto de los grupos y el local, aunque esta medida no ha sido suficiente.