Hasta 60.000 personas estima la Cofradía de la Virgen de la Montaña que cumplirán este año con la tradición del besamanto, el acto más importante, y sin duda el más multitudinario, de cuantos se celebran durante el solemne novenario de la patrona de la ciudad.

Es el beso más esperado del año para esos miles de cacereños que, "con emoción y total devoción" acuden cada año a esta cita en la concatedral de Santa María. El más esperado porque, como señaló a EL PERIODICO Javier Acedo, vicemayordomo de la Cofradía, "el manto de la patrona sólo puede besarse, y también tocarse, en los dos días en que se celebra el besamanto; no es algo que pueda hacerse en cualquier otro día del año, ni en el santuario ni durante su estancia en la concatedral".

Los devotos lo saben, y por ello eran ya numerosos los que a las ocho de la mañana de ayer esperaban a las puertas de Santa María para cumplir con esta tradición que cada año hace que por este templo no cese la peregrinación de fieles en las 32 horas que dura el besamanto --de ocho de la mañana a doce de la noche del viernes y el sábado--.

De los 112 mantos con que cuenta la Virgen de la Montaña, tres son para el besamanto, luciendo este año el número 90, de damasco dorado sobre blanco.