Durante todo el año ha hecho tanto por nosotros... Ella es como una madre con sus hijos: todo cuanto le pidas te lo concede, porque para la Virgen no hay nada imposible. Sólo por eso bien merece que yo la acompañe. Recuerdo el día que bajamos a la Montaña, me sentí una privilegiada. El recorrido es impresionante, te das cuenta de la fe de los cacereños, ves los testimonios de tantas personas... Llovía muchísimo, pero el camino se hizo muy corto. En un momento exclamé: ´¡Cómo la bailan a esta Virgen bonita de la Montaña!´, y las mujeres comenzaron a bailar a nuestra patrona con una devoción que nunca olvidaré.

*Cantante.