A lo largo de los últimos años la vida del Instituto Municipal de Asuntos Sociales ha discurrido de manera anodina, a pesar de contar con un elevado número de profesionales perfectamente capacitados para llevar a cabo más importantes labores y hasta ahora infrautilizados. La acción social ha seguido en manos del voluntariado sin que el ayuntamiento desarrollara una política social de envergadura limitándose al día a día. Incluso más veces de las necesarias se ha confundido lo privado con lo público. Véase la labor desarrollada en Aldea Moret.

No parece de recibo que en un barrio con tantas necesidades urbanas y personales se gasten grandes sumas en proyectos mastodónticos que poco o nada aportan a quienes lo habitan, mientras siguen los problemas de paro, vivienda, convivencia y desarrollo.

Ahora parece que hay ideas nuevas, una política muy definida y sobre todo decisión. No será fácil pues se trata de una ardua tarea en la que es imprescindible que se impliquen todas las administraciones y las asociaciones de voluntarios, y se cuente con la opinión y el apoyo vecinal. Ya son demasiados años los que lleva el barrio esperando respuesta a sus demandas. Esperemos que ahora vaya en serio.