El cammembert, la Guiche, la fondue, Dior, Asterix, Proust y La búsqueda del tiempo perdido , festivales de jazz en Canadá, bailes africanos,... La típica cultura francesa se trasladó el miércoles pasado a la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura para mostrar a los adolescentes que "el francés es un pasaporte para el mundo". Así lo definió Isabelle Moreels, una de las organizadoras de la Mañana francófona que se celebró por primera vez en Cáceres para conmemorar el Día Mundial de la Francofonía, que tuvo lugar el pasado 20 de marzo.

En la actividad participaron cerca de 250 alumnos de ocho institutos cacereños. La jornada comenzó con la presentación y el visionado del largometraje Odette Toulemonde (película francesa subtitulada en español) que cuenta la vida de la protagonista, que da nombre a la película. Odette Toulemonde por fin conoce a su escritor preferido, Balthazar Balsan, rico y seductor, pero que está en el límite de la depresión. En su modesta vida como vendedora de la sección de cosméticos de unos grandes almacenes, ella intenta transmitirle la felicidad que siente a través de la lectura de sus novelas.

Test de entendimiento

Después los participantes hicieron un test con preguntas sobre la proyección y atendieron a las explicaciones que sobre la cultura francesa les ofreció Collette Charbonier, otra de las organizadoras. Finalmente tuvieron un tentempié: "les hemos dado unos goffres, son exquisitos y muy típicos en Francia", comentaron las profesoras. "La han entendido bastante bien", comentó Isabelle Moreels. A pesar de que, como piensa su compañera Colette Charbonnier, "en España el francés debería ser el segundo idioma obligatorio en los colegios porque los alumnos no saben mucho de esta lengua".

Lo que sí es cierto es que actividad gustó tanto a profesores como a alumnos. Esther y Tamara son dos estudiantes de las Josefinas. Están encantadas con haber participado en la Mañana Francófona : "es una manera de salir de la rutina de las clases. Ojalá se hicieran estas cosas más a menudo porque aprendemos mucho más y con más ganas", decían a este diario durante un descanso que tuvo lugar justo en la mitad de la jornada.

Lo mismo piensa Angélica García, una profesora de Francés del colegio Sagrado Corazón de la capital cacereña: "las actividades fuera del centro apoyan mucho lo que estudiamos en el colegio, pero al salir de las clases los niños se motivan mucho más", dijo la profesora a quién le parece una estupenda idea que sus alumnos vayan familiarizándose con la universidad.