"Tocar es casi como ver, el tacto es capaz de transmitir sentimientos", esta frase puede leerse en uno de los tableros colgados en la exposición El Bosque interior y que define a la perfección en qué consiste esta muestra, que se exhibe en la sala Pintores 10 de la Diputación de Cáceres hasta el 30 de junio.

Se trata de la nueva iniciativa sobre medioambiente de Caja Mediterráneo (CAM) que se enmarca dentro del programa CAM Natura , con el que se pretende trabajar en la educación de los valores naturales. Su presentación coincide, además, con la celebración, hoy, del Día Mundial de Medioambiente. La exposición se entiende como un viaje hacia el interior de uno mismo. Un viaje en el que el yo es el protagonista de un cuento que debe resolver un enigma: "¿Cómo acabar con el muérmax ?", una enfermedad que sufren muchos seres humanos.

Para descubrir la pócima que es capaz de aliviar el muérmax , el visitante ha de adentrarse en el bosque de esta exposición, siempre acompañado por Lucio Theas, un magnífico explorador madrileño que ameniza el recorrido por la sala.

El Bosque interior fue presentado ayer el el director de la zona de Extremadura y Huelva de Caja Mediterráneo, José Angel García Santamaría, quien definió esta muestra como "un homenaje a los tesoros naturales y a la biodiversidad de nuestro país". También estuvieron presentes el responsable de la cuestión medioambiental de CAM, Octavio Vicent y la diputada provincial de Desarrollo Local y Formación, Charo Cordero.

La exposición consta de 46 unidades modulares que albergan los mecanismos necesarios para reproducir las experiencias sensoriales de los bosques, a través de los que queda claro que "es imposible vivir al margen de la naturaleza", según explicó el explorador.

La vista, el oído y el tacto son los tres sentidos que uno debe utilizar para comprender El bosque interior . Hay sonidos de búhos y otras especies de aves que campan a sus anchas por los cielos de los bosques, el ruido de la lluvia o el de los lagartos. En definitiva, como se explica en la misma exposición "todas las músicas del mundo están en la naturaleza, solo basta con saber escuchar".

Todo lo anterior se completa con prismáticos que revelan espacios naturales, olores que recuerdan a la contaminación de las ciudades y a las plantas que crecen en los espacios verdes, el tacto de todo tipo de animales que viven en la ciudad y en los recónditos más inimaginables de los bosques.

Aunque está destinada para todos los públicos, es una muestra que está pensada principalmente para los más pequeños, a quienes se les enseña la importancia del reciclaje, del ahorro del agua y del cuidado del entorno natural, porque, como dijo Lucio Theas, el explorador "hemos de caer en la cuenta de que nosotros mismos somos naturaleza, naturaleza viva".

Y como en todos los cuentos, éste, también tiene su propia moraleja: "el ser humano y el bosque son cada vez más parecidos y por eso, la auténtica calidad de vida es la que es capaz de mantiener en equilibrio el desarrollo de la humanidad y el respeto por lo natural".