Sólo se cortaron tres orejas en la primera corrida de la feria de Cáceres, mas esa escasez de trofeos, a tenor del buen toreo que se vio en el coso de la Era de los Mártires, resultó ciertamente engañoso. Porque los toreros dieron lo mejor de sí mismos y, en distintos momentos del festejo, lució el arte del toreo a caballo.

Lo primero destacable es la presentación de la corrida, todos los toros calcados en unas hechuras que eran una garantía. Toros que no estaban atacados de kilos, algunos largos de cuello, muy en el tipo de su encaste murubeño, el mejor para el toreo a caballo por su elegante galope y, aunque manifestaron querencia a tablas en su mayoría, los toreros pudieron sacarlos de ellas y hacer las suertes con indudable lucimiento.

La primera oreja del festejo la paseó Sergio Galán, un rejoneador muy joven pero ya muy hecho, que hace un toreo de gran pureza, pues busca ir de frente a los toros y clavar con ajuste. El toro que lidió en solitario tuvo esa querencia a los tableros, pero para eso se inventó el clavar al sesgo. Antes lo paró de salida, sobre Magallanes con temple y torería. En banderillas montó al tordo Capea , muy expresivo, y cuajó un gran tercio, espectacular en algunas preparaciones y en los remates, cabalgando de costado.

Moura Caetano dio una gran tarde. Lástima el mal manejo de los aceros. Hubo un primer rejón de castigo espectacular, de frente, con aguante y ajuste sobre el alazán Labarito . Siguió en banderillas sobre Espectáculo , un tordo que hizo honor al nombre por valiente y expresivo, y concluyó sobre Plutao . Siempre gustándose y muy torero.

LUPI Y EL CACEREÑO Manuel Lupi, hijo del gran maestro lusitano, fue una agradabilísima sorpresa. Su toreo es de gran expresividad y tiene una gran cuadra. Magnífico cuando paró al toro de salida, elegante en banderillas sobre la yegua Piza , un animal de aguante que el rejoneador aprovechó para clavar con decisión y torería en los remates. Siguió sobre O Negociante , un caballo de mucho temple que con maestría sacó al toro de sus querencias. Tardó en morir su toro y se esfumó el premio.

Nano Bravo tiene gran mérito porque torea poco y su cuadra de caballos no es la de sus compañeros de ayer. Con voluntad, lo más lucido lo hizo cuando clavó pares al violín pero malogró su labor con el descabello.

En las colleras brillaron Galán y Caetano. Con garra el torero conquense y luciendo el clasicismo de su toreo el portugués. Como el toro cayó fulminante pasearon al final las dos orejas.