Una buenapersona

Sobradamente sabemos que el vivir y el morir es algo circunstancial a la existencia humana, pero ni el cómo se vive ni el cómo se muere se manifiestan de igual forma, por el solo hecho de desarrollar individualmente personalidades y actitudes diferentes, tanto a la existencia como a la no existencia. Todo ello marca diferencias y precisamente de esa serie de personas que destacan por diferentes, se encontraba José Antonio Sánchez Mateos --presidente provincial de Cruz Roja Española en Cáceres-- que lo fue hasta el día 23-10-02, su cansado corazón explotó, imagino que de grande que lo tenía. Me encuentro desde el conocimiento personal y profundo por haber tenido la suerte de conocerlo, tratarlo, querido y respetado como secretario provincial de CRE en Cáceres, en cierta forma legitimado para decir que personas como José Antonio, no deberían tener derecho a marcharse de esa forma, sin avisar o cuanto menos no deberían hacerlo cuando tanta lucha y optimismo vital han desplegado en todo momento en su vida, incluso ante una dura y larga enfermedad (prueba de fuego para cualquiera y que no cualquiera afronta con esa prodigiosa dignidad), que sin embargo no supuso freno alguno para derrochar energía y entusiasmo hacia los suyos, y a la institución de CRE de la que era presidente, a la que servía con absoluta entrega desde hace una vida.

Por desgracia, no estamos sobrados de aureolas de bondad ni de personas que realmente merezcan la pena, pues hay valores que por lo visto se encuentran en desuso, personas, decía, que protejan cuando el frío arrecia, los malos tiempos nos invadan y nos tiendan una mano amiga, que brinda lo mejor de sí mismo, haciendo que la creencia en el ser humano resurja, destierre todo lo negativo. José Antonio era ante todo un señor de mirada al frente, humanidad desbordante, y un perfecto espada ante lo peor que le pueda suceder al ser humano: la enfermedad. Era exponente de dedicación a la Cruz Roja, a la que amaba y servía y para mí un amigo para siempre. Pero, como al fin y a la postre, todos los seres humanos debemos pasar por ello, sólo queda la resignación y por qué no decirlo el enfado egoísta y personal de no tener entre nosotros a alguien que nada tenía que ver con la mediocridad.

VICENTE BLAZQUEZ MARTIN.

Secretario Provincial CRE