Al organismoque corresponda

Quiero formular una queja al organismo público competente por el lamentable estado en que se encuentra la señalización horizontal que presenta la carretera que va desde Cáceres a Casar, que parte desde el barrio de Aguas Vivas y a la que se denomina popularmente carretera vieja de Cáceres. Circular por allí, de noche, con lluvia, el enorme tráfico que soporta, tanto de coches como de camiones, y la escasísima visibilidad de la señalización horizontal, es poco menos que un suicidio. Lamentablemente tendrán que ocurrir varios accidentes con fallecidos para que se pinte de una vez la vía, y estamos hablando de poco menos de 10 kilómetros. ¿O es que tanto vale la pintura? Tenemos todo el dinero que queremos para campañas electorales, pero para pintar 10 kilómetros de carretera, a lo mejor tendrán que pedir un crédito extraordinario con cargo a los presupuestos del 2003. JUAN LUIS ESPADA CORCHADO

La visita delmédico de urgencia

Durante la tarde de Reyes, el médico de urgencia del SES vino a mi casa para atender a mi mujer, que se encontraba en cama con una lumbociática. La visita, además de breve, (como de médico) resultó para nosotros penosa. El señor galeno, desde el principio hasta el final, adoptó una actitud de indiferencia, descortesía e insensibilidad en el trato, que es la que me mueve a escribir estas lineas.

Recuerdo el detalle de que durante las parcas y destempladas preguntas que, como por puro compromiso, le hizo a mi mujer, él, medio de espaldas, hurgaba en su maletín como molestamente ajeno y desentendido de lo que la enferma le contestaba.

Al salir por la puerta ni siquiera respondió a las palabras de despedida que yo me podría haber ahorrado por semejante desatención.

Ese mismo día, el eminente doctor Santiago Dexeus venía a decir en un artículo espléndido que el médico no sólo ha de tener en cuenta el cuerpo del paciente, sino también su estado de ánimo.

Sé que no todos los médicos se conducen de esta manera con los enfermos, ni mucho menos, pero con que haya uno que sí, el sagrado juramento hipocrático se vuelve contra el gremio, contribuyendo con ello a mantener y a acrecentar esa fama de endiosados que con frecuencia le atribuimos. J. A. MARTIN